Cuando uno emprende en solitario acostumbra a aprovechar para dar rienda suelta a sus pasiones, para arriesgar. No ha sido el caso de Alizzz, que en su camino junto a otros artistas como productor (C. Tangana como máximo exponente) ha desarrollado lo más vanguardista y rompedor de su carrera. En cambio, bajo su alias ha apostado –sin desmerecer– por algo más estándar y accesible.
En su primer disco, “Tiene que haber algo más” (21), el sonido mainstream y las guitarras noventeras maridaron con alegría, con alguna sorpresa nostálgica e incuestionable, como su dueto con Amaia. En el segundo envite como solista, Cristian Quirantes, el hombre tras los cachivaches, se ha vuelto algo más previsible.
La carretera perdida, las voces saturadas, los paisajes cinematográficos, las guitarras rasgadas, la ventanilla bajada y los miradores tipo Collserola, las latas y las colillas, esa noche eterna… Después de su antecesor, “Conducción temeraria” no sorprende. Letras que inciden una y otra vez en el anhelo amoroso, la obsesión, el humo del tabaco con el que el propio Alizzz parece haberse turbado.
En cuanto a las colaboraciones, que tan buen rédito le habían dado al de Castelldefels, funcionan aunque sin sorprender. Maria Arnal sube al carro de unos Mecano distorsionados en “Despertar”. La balada con Cuco es comedida. “Solos tu y yo, formando el aroma de nuestro calor”. Declaraciones que, si no ofrecen plomo en el pecho, se quedan en la cursilería. Y se suma también Renaldo y Clara para darle forma al tema en catalán “No Ho Se”.
Lo que no falla en el largo, obviamente, es la calidad de la producción. De un pluscuamperfecto que asusta. Lo roto suena limpio, los ruiditos PC Music (“Dónde estás”), también. Alizzz es el mejor productor de su generación. Pero el mejor sabe que en el pop gobiernan muchos más factores que el virtuosismo técnico. Y nos hubiera gustado que este “Conducción temeraria” hubiera tomado algunas curvas más.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.