PREY//IV
DiscosAlice Glass

PREY//IV

7 / 10
Fran González Aparicio — 28-02-2022
Empresa — Eating Glass Records
Género — Electrónica

Hace una década exacta que Crystal Castles clausuraron esa trilogía homónima con la que asaltaron el circuito de la electrónica independiente y experimental durante los años más gloriosos de su existencia como banda, dejándonos píldoras sonoras que reinventarían para siempre el techno más oscuro. De alguna manera, una de las dos caras que formaban aquella turbia y lóbrega dupla ha querido traernos la cuarta parte de la mencionada saga, aunque sin duda no de la manera en la que diez años atrás nos hubiéramos imaginado. Alice Glass vuela sola, y bien alto, como lleva ya años demostrándonos con sus aislados pero regulares singles. Es éste y no otro el momento en el que la artista canadiense ha elegido para abrirnos las puertas de su disco debut, cuyo título habla por sí mismo: “PREY//IV”, una puntada sin hilo que los más sagaces seguidores continuarán relacionando (y probablemente estando en lo cierto) con los polémicos motivos que roderon la ruptura del dueto.

“PREY//IV” es exactamente todo lo que podríamos esperar del frenético, turbador y dispar imaginario de Alice Glass, quien no duda en entrar en harina y sin paños calientes con “PREY”, una sobrecogedora pieza de inicio que crece progresivamente hasta alcanzar un barniz trémulo y atropellado, repleto de contrastes, entre los que destacan la voz casi susurrada e inaudible de la cantante (“Why are you hurting me? You stay away from me”) y una estridente y continuada línea de disparos. En esa dirección no exenta de remarcar las amargas tensiones y vicisitudes que han teñido irremediablemente su particular carrera, llegamos a “LOVE IS VIOLENCE” en la que la declaración de intenciones de la canadiense no cesa y la escuchamos apostando por unos bajos graves e intensos anexos a una enfática lírica que no disminuye un ápice su capacidad para arrollarnos (“I don't even know what the fuck we've become, you're bleeding me dry, is it enough? I don't even know if I'll make it through the night, still I wonder why I feel relief”).

Alice Glass sabe bien cómo aproximarse a nosotros a estas alturas de la película, alcanzando a aquellos seguidores originales que la han visto de todos los colores al frente de Crystal Castles (es en piezas como “BABY TEETH” o “FAIR GAME” donde parece que la de Toronto busca trasladarnos a esas rémoras primigenias, más brutas y movidas), pero sin perder de vista en ningún momento su consciente sentimiento de presentarse ante el público de hoy con un proyecto atrevido y renovado. Así es como la veremos abiertamente flirteando con el lado más distorsionado y abrupto del hyperpop (“SUFFER AND SWALLOW”, “SUFFER IN PEACE"), el pop más pegadizo y meloso (“EVERYBODY ELSE”) el dubstep más calmado (“I TRUSTED YOU”), o una faceta rave que los más afines al trabajo de Danny L. Harle acogerán gustosamente (“THE HUNTED”).

La catarsis como protagonista total de un álbum convertido en una carta abierta al sufrimiento acumulado y que radica en unas bases que, aún siendo menos accesibles que las de sus trabajos en compañía de Ethan Kath, logran ese propósito de sepultar sobre capas de sonidos industriales, agresividad experimental y melodías pseudo-góticas los relatos y traumas que han marcado el paso de Alice Glass por esta industria.

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