Melodies On Hiatus

Tras experiencias previas concretadas en discos interesantes como “Yours To Keep” (Rough Trade, 06), “Como Te Llama?” (Black Seal, 08) o el más reciente “Francis Trouble” (Red Bull, 18), Albert Hammond Jr se viene definitivamente arriba al margen de The Strokes con la publicación del presente disco doble de diecinueve canciones. Un álbum en el que el guitarrista da rienda suelta a todo su talante compositivo, jugueteando con referentes que van de Miles Kane a Phoenix, pasando por Beck, Spoon, o Two Door Cinema Club.

El lanzamiento viene protagonizado por un indie-pop en el que los teclados añejos y un toque retro-ochentero y nuevaolero tienden a hacerse hueco en primer plano, hasta reclamar su dosis de atención. Queda la sensación de que el neoyorquino ha exprimido a fondo la esencia pop latente en su interior, así como revisado influencias para alumbrar su particular enciclopedia sobre la materia, concretando temas tan incuestionables como “One Chance”, “100-99” (con GoldLink), “Old Man”, una “Memo Of Hate” que podría haber pertenecido a Harry Styles, “Caught By Night”, el power-pop de “818”, “Fast Kitten” o “Alright Tomorrow” (con Rainsford).

Una tarea que, apurando un poco la imaginación, deja entrever que el autor lo ha pasado francamente bien grabando todo aquello que le venía en gana, apuntando en una u otra dirección y evitando tener que desechar demasiado material porque buscaba un elepé extenso. Lo cierto es que el aspecto de “Melodies On Hiatus” es del todo favorecedor y apto para consumir aquí y ahora, y aunque ante tal exceso de empeño algunos cortes brillen con más intensidad que otros, resulta meritorio que la referencia cuente con clarísima mayoría de canciones efectivas y motivadoras de buenas vibraciones.

Es la principal conclusión que desprende la escucha de uno de esos discos –el quinto en la trayectoria en solitario de Albert Hammond Jr– que a ciencia cierta no cambiará la vida de nadie, pero que casi con toda seguridad la tornará algo más colorida durante setenta minutos que transitan con ritmo ágil y despreocupado, dejando una digestión tan ligera como satisfactoria. Sobre todo, en este tiempo estival en que la animosidad inherente a las canciones funciona como perfecta banda sonora para acompañar esas actividades lúdicas asociadas al propio verano.