“Uf Venga” (The Yellow Gate Records, 21) es el esperado debut de Alavedra. Los barceloneses que llevan casi cuatro años publicando sus composiciones han lanzado un álbum de ocho canciones donde nos dejan ver su estilo desenfrenado tanto en la música como en las letras.
Se presentan con “T-Odio”, una canción directa que hace alusión al sentimiento que lleva como título. Contiene un ritmo caótico marcado por las guitarras y la batería. Bajan algunas revoluciones con “La jota del poliamor” que empieza junto a unas palmas que acaban rompiendo en una base musical más marcada. Trata sobre lo difícil que es tener una relación poliamorosa cuando no estás preparado para tenerla, con todos los problemas personales que ello conlleva, sin tapujo alguno.
Recuperan la energía del primer tema con “Persona deconstruida” y la logran superar, rozando incluso el heavy, en ese estribillo tan frenético. Habla sobre la velocidad con la que evoluciona la sociedad y lo rápido que nos intentamos adaptar, o más bien, creemos adaptarnos, cuando en verdad seguimos siendo lo mismo. Y no dejan ni un segundo de tregua, ya que “Tórrido romance” te hace querer ponerte a saltar gracias a esa increíble energía que arroja. Narra la historia de un flechazo y de las consecuencias malas que puede aportar enamorarte locamente y dejar todo de lado. Una canción que arrasa con su potencia y se nos queda corta, dura menos de un minuto y medio.
Cogen aliento con “Soy una mierda”, ese tema que nos trae un sentimiento que todos tenemos alguna vez en nuestra vida: no servir para nada. Ese bucle horrible en el que entras cuando todo te sale mal lo acompañan con una base musical que logra trasladarte la sensación de agobio que traen estos momentos. Y las guitarras toman el control del álbum en “Agua con coco”, un tema que contiene mucha base musical y poca letra, un oasis en medio de este desierto vocal al que nos han acostumbrado en las anteriores pistas.
Y de esos polvos, estos lodos, “El hombre del tiempo” viene cargado de letra y se acompaña de una fuerte base musical que nos recuerda al tema con el que abren el LP. A priori puede parecer una de las canciones con menos sentido del álbum, pero, todo lo contrario, va cargada de intenciones. Una demostración de lo poco que nos importa el resto del mundo con tal de que no nos importune a nosotros, el egoísmo hecho canción. Y cierran con “Playas y piscinas”, otra pieza corta que invita a querernos unos a otros, aunque esto sea medido con metáforas sobre tener o no tener toallas.
En resumen, un disco breve pero intenso que muestra que los de Barcelona están en plena forma. El primer álbum de Alavedra ha llegado justo con el levantamiento de las restricciones y de esas malditas sillas que parece que tienen los días contados. Deseando saltar en su concierto como antes, pero con el espíritu de ahora, con la lección aprendida.
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