Afortunadamente parece confirmada la existencia de una liga paralela dentro de la escena estatal, conformada por grupos que huyen de aquel estilo al alza y clónico que tiende a copar los festivales masivos. Muy al contario que ese tipo de banda, se trata de formaciones que mantienen intacta su inquietud creativa y que, utilizando el pop sólo como punto de partida, no temen iniciar la búsqueda de formas menos habituales para alumbrar sus propias composiciones. Una coalición que cuenta en sus filas con nombres tan interesantes como los de Kiev Cuando Nieva, Calavera, Joe La Reina, Cala Vento o los propios Alado Sincera.
En realidad los catalanes deberían inscribirse en la sección de veteranos, tras acercarse a las dos décadas de existencia y ver ahora publicado el que es su sexto álbum de estudio. Un periplo a lo largo del cual el cuarteto ha evolucionado su sonido, si bien es cierto que hace ya tiempo que incide en las preferencias mostradas a lo largo de los diez temas (y dos recitados cortos) incluidos en "Explica" (Repetidor, 19). El grupo vuelve a hacer suyas las influencias de de Slint, Pavement, Polvo, Codeine o incluso El Niño Gusano, revirtiéndolas en beneficio propio para completar un álbum que resulta tan interesante en su análisis como satisfactorio en la degustación. Alado Sincera hacen gala de efectividad, nervio y buen gusto a la hora de generar estructuras arrítmicas que con frecuencia tienen el poder de ensimismar al oyente.
Es lo que sucede con piezas líricas tan valiosas como “Retrasar el muro”, “La agenda mutua”, “El lugar de la pelota”, “Leche, cacao” o “Comité de salvación pública”, que además vienen prensadas en un cuidado vinilo adornado con preciosas pinturas del bajista Oriol Solé. Una nueva (y acertada) muesca en el revolver de un grupo diferente, que sigue disparando con tino desde la discreción motivada por su posición secundaria de popularidad. Y desde esa ubicación (y la comodidad y calidez que les proporciona), David Berenguer, Oriol Solé, David Comas y Daniel Ardura aprovechan para ofertar las diferentes (y maravillosas) perspectivas imaginadas en torno a su música.
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