Mientras da la impresión de que D’Angelo y Kendrick Lamar se disputan el trono de nuevo Mesías de la música negra con sus últimas referencias, Alabama Shakes no han querido quedar al margen, también han dicho esta boca es mía. Y sí las canciones de “Boys & Girls” tenían una vis más sureña y de R&B, en esta ocasión -y conscientes de las altas expectativas- han dibujado una revolución inesperada, atrevida y sobre todo muy plausible.
Alabama Shakes lo tenían fácil. Con repetir fórmula y buscar un par de temas que funcionasen en las FM americanas tenían garantizado el éxito. No obstante, y de manera inteligente, ellos han pensado más en el futuro que en el presente, en la lógica de una carrera que les permita trabajar con una absoluta libertad de movimientos, y de ese modo tener al entorno en alerta ante lo que puedan crear en cada momento dependiendo de las circunstancias vitales y artísticas de cada uno, con una fórmula parecida a la que emplea Jack White.
Con Blake Mills como productor, el primer objetivo está cumplido: hacía mucho tiempo que no escuchaba un disco con semejante sonido. A partir de aquí, Britanny Howard saca partido a su falsete, con mucho tino y una clase indiscutible, con referencias al Prince de “Sign O’ The Times”, a Curtis Mayfield y el cosmos de la blaxplotation o incluso a la osadía de THEESatisfaction, con algo de psicodelia cuando el momento lo requiere. Con “Dont Wanna Fight” tienen el hit asegurado por si necesitan echar mano de él, el resto es un apéndice de rock universal que huye del conformismo.
No cabe duda que “Sound & Color” es una apuesta arriesgada y al mismo tiempo un valor seguro. Algo así como mezclar en una sola pieza cualquier álbum de Sly & The Family Stone con “Physical Graffiti” de Led Zeppelin -con el espíritu de Janis Joplin y Erikah Badu por aquello de la representación femenina-, y como acicate ese toque de modernidad que les coloca entre los valores claros de la actualidad.
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