La música de ALA.NI no corresponde ni a una época ni a un estilo concreto. El suyo es un simple ejercicio de buena música. Con esa etiqueta basta para clasificarla y para generar la atención que, sin duda, merece. También podríamos haber aplicado las mismas palabras a Valerie June por más que ella se acerque más al blues, a Cécile McLorint Salvant que pisa fuerte en el territorio del jazz, o a Rokia Traoré, otra mujer que huye de los estereotipos. Pero centrémonos en ALA.NI.
Podríamos decir que la suya es música en blanco y negro, humeante y sin filtros, sin adornos innecesarios, minimalista y con un grado de emoción que no atiende a medidas. Esta londinense que acompaña en ocasiones a Damon Albarn y a Mary J. Blige, tiene como asesor al poeta hip-hopero Moors y, cuando le apetece, canta en iglesias junto a Villagers, lo cual no hace sino subrayar su eclecticismo.
A lo largo de 2015 grabó cuatro Ep’s, cada uno de ellos dedicado a una de las estaciones del año (los favoritos son los que se ocupan del otoño y de la primavera), que nos brindaron perlas musicales como “Old Fashioned Kiss”, “Cherry Blossom” o una “Darkness At The Noon” que dejó helado al mismísimo Jools Holland en su programa. Ahora recoge todas esas piezas en un mismo y fantástico disco.
Si hace unos meses se habló mucho y muy bien de Benjamin Clementine, que incluso se llevó un Mercury Prize, este debería ser el año de ALA.NI, un talento en crecimiento y estado de gracia.
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