The Magnificent Twelve
Discos / Aisha Khan

The Magnificent Twelve

8 / 10
Kepa Arbizu — 01-07-2024
Empresa — Folc Records
Género — Jazz / Blues

Mantener objetivos por cumplir resulta una manera muy eficaz  de salvaguardar esa imprescindible pasión que todo proyecto musical necesita para su subsistencia, y más todavía si se trata de una carrera de extenso recorrido, a priori más susceptible de dejarse seducir por una siempre poco estimulante, artísticamente hablando, (auto)complacencia. Precisamente por todo ello, que el nuevo trabajo de esta veterana intérprete de rhythm and blues, "The Magnificent Twelve", se escenifique bajo el formato de duetos es especialmente significativo al ser un anhelo largamente demorado por su autora y que no ha sido hasta ahora cuando ha podido ser saciado. Un trabajo que, más allá de la lógica camaradería y el espíritu lúdico que conlleva reunir a compañeros y amigos, resulta, como la propia londinense ha aclarado, trasladar a su propio territorio aquel concepto que su idolatrada Ella Fitzgerald desarrolló en “Ella And Her Fellas”, convirtiéndose en uno los discos que de manera más intensa y esencial marcó su biografía sonora.

Al margen de la trascendencia que por sí mismo acumula este nuevo álbum, su aparición parece confirmar al mismo tiempo la reincorporación definitiva de la compositora al ámbito discográfico, dando continuidad a un “Aishaddiction” (17) que materializó su regreso tras casi quince años alejada de él. Un tiempo significativo si no fuera porque el amor por el rock and roll se esconde en cualquier lugar agazapado para volver a asomarse y destapar todo el talento que ya había demostrado a lo largo de una dilatada trayectoria en bandas como Tiger Lily & the Jitterbugs o poniendo al servicio de diversos combos, quizás el más prestigioso los Blue Harlem, su dúctil y portentosa voz.

Escoltada por su banda, The Rajahs, un perfecto huracán que sabe direccionar cada canción hacia el ambiente propicio con el que agrandar su repercusión, y bajo la producción de otro ferviente admirador de ritmos añejos, como es Mario Cobo, los doce (temas) magníficos que protagonizan este reparto, al igual que aquellos otros siete de John Sturges, están diseñados para expresar su propia y atractiva personalidad, pero es al reunirse en conjunto cuando alcanzan su éxito, que no es otro en este caso que enunciar una brillante y caleidoscópica mirada a todos esos sonidos clásicos que han arraigado durante décadas.

Asumiendo que es el rhythm and blues la vereda principal, y de la que nacen desviaciones hacia un tupido mapa estilístico, por la que transcurre el álbum, era casi una obligación ceder el privilegio de su apertura al serpenteo de una guitarra eléctrica que anuncia la musculosa voz de Big Joe Louis para conformar la representación telúrica del género que es “Good Morning Midnight”. Como si de introducir una moneda en una jukebox y seleccionar a Louis Jordan o Roy Brown se tratase, “Big Jamboree” y “Transatlantic Boogie”, que cuentan con la participación de Ray Gelato y Carl Sonny Leyland respectivamente, se postulan como impolutos ejercicios de clasicismo, siendo un acercamiento algo menos ortodoxo el ofrecido por “Come on Little Baby”, porque si su base instrumental respeta ademanes tradicionales, la forma de dibujar los fraseos tanto de Paul Ansell como de la británica contienen un encandilador tono desértico y fronterizo. Un introducción en otras latitudes que se traduce en una inmersión total, junto a Carlos Bandido & Tony Diavolo, en pasajes latinos para recrear el icónico “Bésame mucho”.

En el itinerario que acaba por trazar el repertorio contenido en este álbum a lo largo de diferentes géneros y referentes, hay una reseñable cabida para aquellos especialmente propensos a destilar un ambienta cálido y emotivo. Sólo así se puede definir el, por otra parte pegadizo, paisaje que, con unas armonías similares a las construidas por los Everly Brothers, traslada una “Looking For Another” a la que es invitado Deke Dickerson. El continuo listado de colaboradores que se apostan en cada uno de los temas obtiene la demostración más palmaria de los réditos que pueden causar dichos binomios en “Eyes of Grey”, donde la áspera tonalidad narrativa de Paul-Ronney Angel confluye con una “aniñada” interpretación de Aisha Khan para, en ese combate dialéctico, engendrar un dulce lamento. Sensibilidades que ahondan en ese terreno más desgarrado por medio de “Travelling Heavy”, donde Madeleine Rose Witney se suma al empuje épico que les dirige hasta el campo de acción de Irma Thomas. Un ecosistema soul en el que insisten, esta vez bajo el membrete de la Motown, lo que habla de su fuerte calado melódico, con la exquisita “Laying Down My Cards”, perfectamente flanqueada por Big Sandy, o una trepidante “Shake it For Your Mama”, en la que también se sumerge Hey Las. Vivacidad que mutará en esa forma juguetona, perfectamente entablada junto a Howlin’ Ric, tan habitual en Ella Fitzgerald para el jazz-swing de “Sugar and Spice”, guiado por una guitarra que persigue ese inconfundible nervio dinámico de Django Reinhardt.

"The Magnificent Twelve" es la perfecta traslación de las portentosas y versátiles habilidades de Aisha Khan, capaz de hacer que sus canciones, y por extensión su voz, se conviertan en una desenfrenada invitación al baile como asesten una punzada melancólica. Unas cualidades que no son sólo expuestas por ella misma y su banda, sino de esa manera todavía más plena que es congregando a una serie de acólitos con los que enunciar afectos musicales comunes. Una familia convocada alrededor de ese idioma compartido hecho alrededor de unos sonidos vetustos que siguen siendo inquebrantables a la hora de desatar las pasiones.

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