Air

“Air” es el sexto disco en menos de cuatro años de Sault, el misterioso colectivo británico liderado por Dean Josiah Cover, mejor conocido como Inflo. El disco supone un cambio de sentido para la banda, olvidándose de las melodías y las voces soul de Cleo Soul y Kid Sister, o de las colaboraciones de amigos como Little Simz o Michael Kiwanuka, y entregándose completamente a las lujosas orquestaciones de Inflo, siendo una especie de banda sonora sin imágenes que la acompañen.

Lo que queda claro tras escucharlo es que Inflo es, ahora mismo, el mejor productor británico de la actualidad, una especie de Phil Spector actualizado para el siglo XXI que tiene tras de sí algunos de los discos más interesantes de los últimos cinco años como “Sometimes I Might Be An Introvert” de Little Simz, “Kiwanuka” de Michael Kiwanuka, el último tercio del “30” de Adele o los imprescindibles “Untitled (Black Is)” y “Untitled (Rise)” de su propia banda, Sault.

Aun así “Air” es el menos imprescindible de sus discos, aquí apenas hay letras, uno de los fuertes de una banda muy apegada al movimiento Black Lives Matters, ni partes cantadas, aunque si hay coros operísticos grandiosos, a cargo del coro Music Confectionery, y fabulosas secciones de cuerda que hacen de estas composiciones una mezcla de influencias de compositores cinematográficos como Ennio Morricone o Bernard Herrman con las partes más espirituales y con arreglos orquestales de iconoclastas del jazz como Alice Coltrane, como se puede apreciar en la épica “Solar”.

Es un disco interesante pero más dirigido para todos aquellos que hayan seguido su carrera hasta ahora que hecho para atraer a nuevos seguidores a este singular proyecto, y es que el resultado es algo así como la versión instrumental y orquestal de esos maravillosos arreglos que ha colocado en los discos que mencionaba en el segundo párrafo. Claro que el hecho de que no sea esencial, no quita para que no sea una escucha totalmente disfrutable, solo basta cerrar los ojos y ponerle imágenes a esta notable sinfonía fílmica.

Sergio Ariza