Big Thief lanzaron a lo largo de la pasada campaña dos títulos tan destacados como fueron “U.F.O.F.” (4AD, 19) y “Two Hands” (4AD, 19), con los que consolidaron su posición en la escena. Un éxito que ahora motiva que Adrianne Lenker, vocalista del combo, se permita la licencia de publicar en la misma tacada un doble lanzamiento que, de algún modo, cabría entender como diferentes caras de la misma moneda. Unas referencias que se reparten entre once canciones al uso –“Songs”– y dos extensas piezas instrumentales de veinte y quince minutos respectivamente –“Instrumentals”–.
Es cierto que el mayor atractivo de la publicación recae sobre “Songs”, con un conjunto de temas cercanos a la desnudez que destilan ese tipo de honestidad creíble y empática convertida en principal cualidad del asunto y valioso activo. Registrado de manera completamente analógica, la grabación recoge el realismo latente en la ejecución de la autora, y retrata fielmente su soledad al amparo de esa cabaña ubicada en zona montañosa de Massachusetts, a donde se retiró después de que la gira de Big Thief fuese cancelada por la pandemia. El resultado del encierro queda certificado en preciosas canciones de poderosa alma folk y ligero aspecto pop, ejecutadas con una delicadeza de lo más acogedora en la voz preciosa y sensible de Lenker. Sucede en el trío inicial formado por “Two Reverse”, “Ingydar” y la maravillosa “Anything”, pero también en otras seleccionadas como “Forwards Beckon Rebound”, “Zombie Girl”, “Not A Lot, Just Forever” o esa preciosidad final que es “Angel”. Juntas conforman un trabajo orgánico y que parece fluir de manera natural, sugiriendo una calma no exenta de intensidad.
Por su parte y ya ubicados en “Instrumentals” aparecen sendas piezas austeras y cargadas de nostalgia. Por un lado está “Music For Indigo”, que puede llegar a recordar a la banda sonora firmada por Angelo Badalamenti para “Una historia verdadera” (99) de David Lynch. A cambio, “Mostly Chimes” es una grabación casi ambiental en la que el sonido de los pájaros comparte protagonismo con algún atisbo de ejecución artística. Unas recreaciones que, en sus diferentes partes intrínsecas, bien podrían ser meras improvisaciones al amparo de un entorno tenue y con la sonoridad de la madera apoyando a la causa. Sin bien esta segunda parte tiene menos interés tácito y responde a una necesidad más evidentemente experimental, es aceptable como complemento y acompañante de la entrega principal.
“Songs” y “Instrumentals” son obras detalladas en su justa medida, en donde el adorno resulta siempre comedido y apostillado con la única misión de favorecer a la creación, nunca de manera gratuita o haciendo un uso ostentoso que no sume directamente a la propia composición. Y es que Adrianne Lenker vuelve a probar que, con buen gusto y talento de por medio, la máxima del menos es más tiende a funcionar y potenciar la profundidad final del producto. Éste es, en definitiva, un manto de calidez que recuerda al Bon Iver menos sofisticado, con el que cubrirse en estos días otoñales y grises que comienzan a ser mayoría al otro lado del cristal.
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