En medio de ese (merecido) descanso que se han querido dar los chicos de La Pegatina, su vocalista, Adrià Salas, ha publicado su nuevo álbum en solitario, “Corazón de Maguey”. Un trabajo de once composiciones en las que ha buscado salirse de las estructuras más pegatineras para adentrarse en todo aquello que en la banda no tendría cabida.
A pesar de esa distancia que ha puesto con el grupo, dentro de este disco también han participado varios de sus compañeros, de ahí que mantenga esa esencia tan buenrollera y esperanzadora que siempre nos han transmitido y que tenemos tan vinculada a la voz del compositor catalán Además de con ellos, Adrià ha decidido rodearse de muchos otros compañeros del gremio para darle vida a este “Corazón de Maguey”, encontrándonos con siete colaboraciones dentro de él. Una mezcla que dota al álbum de diferentes estilos, desde country hasta ska y rumba, pasando por música de raíz latinoamericana.
Dentro de las letras de “Corazón de Maguey” nos encontraremos con unos mensajes que podrían definir la etapa en la que se encuentra el autor: en un momento de pausa, de calma, de abandonar la ciudad, de volver al pueblo, de darse un merecido respiro después de llevar más de veinte años encima de los escenarios sin parar y de reafirmar aquellas cosas que le hicieron optar por dedicarse al mundo de la música. Todo ello lo explica a través de unas letras vitalistas, e incluso reivindicativas, que logran que podamos conectar con ellas a primera escucha.
Para darle vida a esas letras, el cantante de Montcada i Reixac utiliza todos los idiomas que tiene a su disposición, de ahí que nos encontremos temas en castellano, en catalán y que incluya algún tramo en inglés. Y, como decíamos antes, para hacer crecer aún más esas composiciones se ha acompañado de mucha gente. Desde contar con tres colaboraciones chilenas –Nano Stern, Laia y Cancamusa–, con la banda Bohemian Betyars de Hungría e invitar a distintos colaboradores nacionales como las rumberas Maruja Limón, la cantante catalana Alícia Rey, que logra emocionarnos en el corte final del disco, o los talentos emergentes de María de la Flor y Jaguayano, con quien firma una de las mejores pistas del álbum, “Bélica”.
Lo indispensable que hay que hacer en el momento de escuchar este disco es hacerlo en orden. Adrià ha sido tan meticuloso con este nuevo proyecto en solitario que no es solo que haya hilado las melodías finales de cada canción con las iniciales de la siguiente, sino que ha colocado cada pieza en su posición determinada según la energía que esta le transmitía. De ahí que encaje muchísimo que la inicial “Gorgonia” sea un simple tarareo que nos adentra en lo que será la musicalidad del álbum, que en la mitad se encuentren los temas más movidos como “La luna no se va a caer” o “Aire y tierra” y que acabe con la canción más lenta y emotiva de todo el disco, “Zenital”.
En definitiva, podríamos decir que Adrià tiene una fuente inagotable para crear canciones y una gran capacidad para hacer que todas ellas tengan un mensaje que te llegue con solo escucharlas una vez y te anime a seguir hacia adelante y a reivindicar ciertos aspectos de la vida. Ahora es el momento de que presente estas piezas, y las otras de sus dos anteriores discos, en unos directos en los que, a pesar de que estará acompañado por una banda compuesta por algunos de sus compañeros y de la Balkan Paradise Orchestra, será por primera vez en solitario Adrià Salas en directo.
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