Sus Mejores Canciones

Solo con admirar esas bucólicas y sobrecargadas portadas con las que la artista Ana de la Cuadra lleva desde 2020 acompañando cada éxito de esta singular dupla se nos iluminan los ojos al imaginar la belleza que estas magníficas piezas ocultarán también en su interior. Y desde luego, hasta la fecha Imán Amar y Ana Valladares han estado más que a la altura de semejantes expectativas con cada una de sus aportaciones, por ello no es baladí que su primer disco (que recopila todos sus singles publicados desde hace dos años) reciba con fina ironía el nombre de “Sus Mejores Canciones” (Ground Control/Snap! Clap! Club, 22), porque francamente y considerando el flechazo instantáneo que provocan sus melodías, no concebimos que su primer disco pudiera llamarse de otra manera.

Hay muchas maneras de concebir un verano, pero el que nos propone Adiós Amores a través de su frágil y cuidada estética es de esos de vespa, pañuelo de lunares y tardes infinitas de desamor y sofoco que nos hechizan a la primera. Con un ojo puesto en esa luz sesentera y afrancesada y otro en su arraigo andaluz, este dúo que cabalga entre Granada y Sevilla ha encontrado el punto exacto entre el guiño y el revival sin caer en tópicos acentuados ni estereotipos paródicos que desmerezcan su propuesta. Lejos de ello, Imán y Ana nos presentan ocho canciones frescas, dulces, preciosistas, misteriosas y con un alarde impecable de referentes que entrelazan su presencia con exquisito gusto.

De las extremidades de ese melodrama pop y ese romanticismo nostálgico nos llegan relatos que coquetean sin coartada con el discurso de la inmortal Jeanette (‘Sol de Ayer’, ‘Charlotte’), erigiendo con el inefable respaldo de Raúl Pérez y Guillermo Briales una suerte de fábula perfectamente sacada de la nouvelle vague y astutamente cohesionada entre sí gracias a la obrada cadencia de sus piezas y al firme vínculo entre éstas. Pero más allá de esa evidente e innegable mirada regresiva y retro hacia un abc sin fisuras de lo mejor del pop europeo de esas décadas doradas por excelencia, la combinación de sus voces nos revela en puntuales ocasiones también una irrefutable y acertada apuesta por abrazar su espíritu más Al-Ándalus con cortes que evocan directamente a esa psicodelia progresiva nazarí (‘Luna Plateada’, ‘Doce Navajas’) que nos hace fantasear con el lustre argento de las noches de la geografía sureña y nos confirma que poco o nada tienen sus raíces que envidiar al imaginario de Godard, Karina o Belmondo.

Es precisamente este hermanamiento entre referentes dispares pero análogos lo que ha causado que hasta Stephen McRobbie de The Pastels haya terminado haciéndole ojitos a este disco, indudablemente cautivado (como no podría ser menos) por ese aura con dejes a romance desastroso entre sábanas y colillas apagadas (‘Tu Diana’) y esos arranques más asalvajados con cierto sabor a rock árido y surf (‘Mentira’). Más allá de esta anecdótica pero comprensible inclinación positiva por parte de ciertos representantes de la escena anglosajona, por supuesto Adiós Amores ya partía con el juego a su favor después de haber agotado las existencias de sus primeros singles, dejando claro con ello el irrebatible poderío que su joven carrera sostiene sobre sí. Más allá del mencionado sarcasmo de su título y considerando su prometedora proyección, vaticinamos desde ya que éstas no serán sus mejores canciones, sino solo el comienzo de muchas más.