Los discos en directo suelen venir a cerrar una etapa y a abrir otra. El caso de Los Zigarros parece adecuarse al canon, y tras publicar en 2020 “¿Qué demonios hago yo aquí?” (un repaso en vivo a sus tres primeros álbumes de estudio), llega un trabajo lleno de cambios como es “Acantilados”.
Ellos siguen siendo los mismos, si es eso posible tras la crisis que la pandemia mundial ha provocado en cualquiera. Cambia la discográfica, de la multinacional Universal a Cultura Rock Records (el sello montado por Xabier Arretxe ‘Polako’, donde ya militan otros artistas como Fito & Fitipaldis o M-Clan). Y cambia el productor: de Carlos Raya a Leiva. Con él se metieron al Estudio 1 de Colmenar Viejo (Madrid) para grabar estos once nuevos temas.
Lo primero que se nota es un mayor protagonismo de los teclados, ya sea para darle flow al rocanrol (“Aullando en el desierto”, “Por fin”) o mayor base armónica a los medios tiempos (“Barcelona”, “El monstruo”). Pero el disco no busca sorprender ni introducirse en sonoridades nuevas. Viene a seguir la tradición del rock stoniano facturado en nuestro país, tras la estela abierta por Burning y Tequila y defendida después por Los Rodríguez, M Clan o Pereza.
Ello no quita que se atrevan con estilos como la música disco (“100.000 bolas de cristal”). Tampoco que caigan en tópicos como la femme fatale de la cabaretera “Cómo quisiera” o la carne de single “Acantilados”. Sin olvidar el guitarreo puro y duro, tal y como advierte el título de “Rock rápido”. Un paso más en la meteórica carrera del cuarteto valenciano.
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