A Shake In Calm Water

Lo voy a decir. Suenan brillantes
pero sigo echando de menos su particularidad de antes. Soy más de ese rock
arisco que los de Gernika practicaron en sus dos primeros discos que no de esa
entrega apasionada (y perfectamente ejecutada) a la tradición de raíz americana
que han ido consolidando poco a poco y han acabado culminando en este cuarto disco.
No es cuestión de preferencia de géneros sino más bien del tipo de pelaje que
usas que luego se acaba traduciendo en tener o no una propuesta más o menos
arriesgada. Echo de menos sus giros imprevisibles. Cuando exploraban su
horizonte a base de cruzar las raíces americanas con el post-rock más áspero
dejaban más espacio al riesgo. Entonces, cimentaban su lenguaje y llegaban a
sonar desgarradores. “You Don’t Have To” es de las pocas que entroncaría con
ese pasado. Ahora, con un sonido ya sólido, son todo potencia; si bien más
calmada, pero han caído presa a un discurso no tan abierto y menos dado a
sorprender. Aunque dentro de este género la paleta es muy variada: desde el
r’n’r genuino y campestre al tango o hasta el swing. Un sonido clásico y previsible
que les resta cualquier residuo de amateurismo. Se han amansado y eso es algo
que no me gusta. Si no fuera por el euskera de “Betiko” algunos despistados les
situarían incluso en Arizona. A todo esto, sigo pensando que son un ejemplo
único de cómo enfocar el rock en nuestra escena.