A Teddy Thompson nunca le habíamos prestado hasta la fecha demasiada atención en MondoSonoro (tres estrellas y media le otorgamos a su anterior “Separate Ways”). De hecho podríamos haber continuado así de no ser porque las revistas guiris, a las que evidentemente somos permeables, se han desecho en elogios con su nueva obra. El caso es que tampoco hay para tanto. ¿O quizás sí? Veamos. Tras un primer tema, ”The Things I Do”, de lo más resultón en cuanto a melodía pegadiza se refiere, con esa estructura clásica, estribillo-puente-estribillo que tan bien le sentaba al Ryan Adams de “New York”, podemos decir que el álbum se aguanta de principio a fin sin incomodidades ni estridencias, sorteando en lo musical diferentes texturas que van de la dulce tonada al piano “Turning The Gun On Myself” al más puro estilo Randy Newman, al soft-rock de vaquero descafeinado tipo Elvis Perkins como en “In My Arms” o la balada de tintes comerciales, “Slippery Slope (Easier)”, a lo David Gray. Aunque lo que prevalece a lo largo de las once canciones sea, a pesar de su origen inglés y residencia en New York, una lograda tonalidad de raíces norteamericanas sepultadas en litros de pop de tonalidad pálida. Pero eso no sería suficiente para hacer que el disco ganase enteros en la difícil cotización de referencias anual y por eso había que bucear un poquito más hasta llegar a unas letras que dan más de lo que a simple vista parece, y que atesoran un sentido del humor entre la ironía y la genialidad. Esa y no otra es la clave de que el disco funcione ahí afuera.
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