Poco queda a estas alturas de la banda que nos deslumbró a todos hace once años con su estreno, “Bring It On”, con el que ganaron el prestigioso Mercury Prize. La carrera discográfica de los de Southport ha ido desde entonces construyéndose desde la más íntima de las independencias, desoyendo las corrientes y géneros en boga y apostando por sus influencias norteamericanas y las aportaciones nacidas de préstamos de artistas como The Beta Band o Nick Drake. En su sexto larga duración, el grupo de Ian Ball sigue marcando terreno por su estrecho camino. Su mayor activo, la capacidad de saber regenerarse y editar once nuevos temas que ya no brillan con el fulgor con el que lo hacían sus primeras composiciones, pero que al menos se equiparan a la media de su notable discografía. Los bellos arreglos con los que arropan “A New Tide”, los guiños psicodélicos de “Win Park Slope”, el folk desértico de “Other Plans” o el pop sin complejos de “Little Pieces” son argumentos que consiguen que siga valiendo la pena mantener un ojo atento a la propuesta de estos ingleses.
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