Que el enorme legado de Dylan admite ser reinventado una y otra vez sin mostrar síntomas de agotamiento, es un hecho que se encarga de demostrar el propio genio de Duluth, noche tras noche, en su gira interminable.
Y que, además, en manos de otros, sus canciones pueden revelarse igualmente inmensas, tampoco es ninguna novedad. Por eso no sorprende que este flamante nuevo tributo al incombustible Bob, facturado casi en su totalidad por bandas españolas, esté repleto de momentos mágicos. No son nombres superventas los que aquí rinden homenaje al maestro, sino primeros espadas de una escena acostumbrada a sobrevivir por un admirable amor al arte y por un merecido, aunque poco lucrativo, reconocimiento a pequeña escala. Y si alguien lo pone en duda, que escuche, por ejemplo, “When The Ship Comes In” de The Nu Niles o “I’ll Be Your Baby Tonight” de Sugar Mountain y después calle para siempre. Sidonie, Carlitos Ordax, Rubia, Tim Easton, Ted Russell Kamp, Maika Makovski, RC Brothers… ni uno sólo de los participantes decepciona. No podía ser de otra manera, cuando se hizo todo con el corazón y desinteresadamente.
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