Con los nuevos discos de Drive-By Truckers siempre ocurre lo mismo: las primeras escuchas parecen situarlos por detrás de su predecesor, pero a la que te familiarizas con ellos, descubres que se mantienen al mismo nivel. A los tres meses ya se han convertido en tus favoritos de la saga. Así que quizás no sea este el momento ideal para valorar “A Blessing And A Curse”, pero la actualidad manda, con lo que adelantaremos los acontecimientos.
El nuevo trabajo de los americanos llega en un momento excelente en el que la suerte les sonríe y en el que tienen el viento a favor. “The Dirty South” mostró la cara más agria y ácida del grupo, sobre todo en comparación a “Decoration Day”, lo que no les impidió llegar a lo más profundo de sus seguidores sin necesidad de buscarlo. Ni tan siquiera “Southern Rock Opera”, que era un exhaustivo y crítico retrato de la América profunda había roto tantos corazones y agrietado tantas almas confusas. En ese sentido, “A Blessing And A Curse” podría considerarse un disco continuista. No hay un hit single, la sobriedad manda en todo momento, las voces se siguen alternando y las guitarras continúan marcándonos a fuego. Y es que Patterson Hood, Mike Cooley y sus compinches vuelven a emocionar con un disco que representa a ese pueblo americano, comprometido y real, que la gente parece no querer conocer.
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