25 25
DiscosFactory Floor

25 25

7 / 10
Luis J. Menéndez — 17-08-2016
Empresa — DFA/Pias
Género — Electrónica

El disco homónimo publicado por DFA/Pias en 2013 concretó en diez canciones todo lo que Factory Floor habían apuntado desde su formación un lustro atrás. No se escondían los referentes –la saga Throbbing Gristle, el ala más electrónica de Factory Records,…- pero el entonces trío desarrollaba una personalidad y una estética sonora tan definidas que su propuesta resultaba absolutamente reconocible. El disco se coló entre los imprescindibles de aquella temporada y, en consecuencia, en los puestos de honor de nuestra lista de fin de año.

De entonces a esta parte el trío afronta la baja de Dominic Butler y, obligado por las circunstancias, ha abandonado su centro de operaciones en Londres para comenzar a trabajar a distancia, sin un local fijo, moviéndose entre Norfolk, Manchester y Los Angeles. De esta forma “25 25” puede interpretarse como consecuencia directa del proceso de gentrificación que vive la capital inglesa y del que la banda ya nos habló en la entrevista que mantuvimos con ellos hace unos años. Y aún podemos tener en cuenta un tercer elemento que de alguna manera “explica” la orientación que ha tomado la música del hoy dúo: aunque en esencia los métodos que habían empleado hasta ahora les situaban cerca del concepto rockista (jams que a posteriori cobraban nueva vida durante el proceso de edición) su habitat natural a la hora de presentarse en directo ha sido el club. Por eso su lógica interna a día de hoy se encuentra mucho más cerca de Berlín que del circense circuito festivalero que alimenta y respalda a las bandas de guitarras.

Todo esto tiene una traducción lógica en “25 25”, plasmación sonora de esta suerte de versión 3.0 de la formación en la que los ecos post-punk de los inicios han sido definitivamente barridos por un sonido minimalista y netamente electrónico, con Nikki Colk Void abandonando los experimentos con la guitarra para lanzarse de cabeza a su nueva pasión: los sintes modulares analógicos. A partir de esos mimbres y con las limitaciones que supone el trabajo a distancia -con el que en entrevistas recientes Nikki y Mark dicen sentirse especialmente cómodos- los presentes Factory Floor pierden pegada, fiereza y hasta cierto carácter imprevisible, y a cambio se concentran en ofrecer un sonido mucho más clínico, analítico y cerebral. En cierto modo no sólo es una decisión lógica motivada por las circunstancias y la economía de medios, sino un movimiento que les acerca aún más al legado de los clásicos Chris & Cosey, posiblemente su referente más evidente además de colaboradores de Nikki en el proyecto Carter Tutti Void. Como aquellos en su momento de mayor gloria a mitad de los ochenta, los Factory Floor de hoy navegan entre las aguas del avant y el baile Hi-NRG. Aunque las cosas han cambiado tantísimo desde entonces en el mundo de la música que resulta descabellado pensar que entre estas ocho muestras de música alucinada y es(x)tática se encuentre su “Driving Bind” o su “October Love Song ” particular.

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