Parece mentira pero Sonny Smith se ha convertido en uno de los nuestros en apenas tres años. Venía publicando discos desde inicios del 2000, pero tras “Tomorrow Is Alright” se ganó un lugar destacado en nuestros corazones. ¿La razón? La facilidad que tiene para componer micro-hits que recogen la herencia de algunos ídolos de cabecera (Daniel Johnston, Buddy Holly, Bobby Fuller…) y una vena prolífica de la que apenas se resiente la calidad. Los dos discos que nos ocupan y que han sido editados estos últimos meses dejan claro esos dos puntos. Por un lado la nueva entrega de “100 Records”, donde Smith da rienda suelta a su imaginación inventándose grupos ficticios para los que compone canciones extraordinarias. Si por algo destaca este tercer volumen es por bajar un poco las revoluciones consiguiendo una especie de garage pop introspectivo la mar de bonito. El otro disco que ocupa esta reseña es “Longtime Companion” coqueto ensayo de country-pop donde el californiano demuestra su versatilidad interpretativa acompañado de figuras underground como Kelley Stoltz y Bart Davenport. Delicioso es poco.
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