Al escuchar “The Shadow Of An Empire” ahora hace un año muchos se preguntaron qué había sido de aquel trovador irlandés que con su debut, “The End Of History”, se ganó las simpatías de los devotos a lo folk. Abandonando su anterior espejismo electrificado, Fionn Regan retoma el patrón de sus primigenias composiciones para convertirse por momentos en una suerte de Fleet Foxes embriagado por el soul como ocurre en la titular “100 Acres Of Sycamore”, donde los arreglos orquestales le acompañan para realzar su lamentosa verborrea. Ya sea con una percusión al galope (como ocurre en “The Horses Are Sleep”), agarrando con firmeza la bandera del menos es más (con un piano y una guitarra ya se basta en piezas como “The Lake District”) y edulcorando sus nuevas creaciones con instrumentos de cuerda de épica contenida, Regan vuelve a sus raíces para cantarle al amor. Las manidas comparaciones con Bob Dylan o Neil Young le siguen quedando grandes, pero con este disco (compuesto en la casa mallorquina de la actriz Anna Friel) recupera el encanto que le hizo merecedor de ser nominado a los Mercury Prize.
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