El viernes arrancó la 64ª edición de ZINEBI, el festival internacional de cine documental y cortometraje de Bilbao, y lo hizo con la pertinente gala inaugural en el teatro Arriaga. Con 148 películas a proyectar a lo largo de la semana, procedentes de 47 países, ZINEBI sigue creciendo. La gala, dividida en tres actos, versó sobre el actor principal, las proyecciones, y se dejaron de lado los discursos institucionales. La directora polaca Agnieszka Holland y el recientemente fallecido Iñigo Salaberria fueron premiados con el Mikeldi de Honor a su trayectoria profesional.
Entre acto y acto, la música en directo de Merina Gris hizo de actor secundario de la gala. La “misteriosa” banda donostiarra llevó su propuesta sonora de electrónica orgánica con la ayuda de un cuarto miembro que apoyaba con su guitarra (en general poco apreciable). Colocados a un lado del escenario y bien compactos, los cuatro componentes trasladaron al directo una propuesta musical muy de estudio. Con una distribución de roles muy de banda de rock al uso, a las bases de electrónica y todas sus capas se le sumaron el brillo de los metales de la batería.
Arrancaron actuación y gala con “90”, un tema dinámico que incluye una dualidad de voces que parten del mismo ser. La culpable de tal juego aguanta estoica e impasible en el centro de la formación (casi al nivel de Ariadna Paniagua de Los Punsetes) mientras sus extremidades superiores se posan de vez en cuando en su teclado. En todo momento fueron acompañados por proyecciones del propio festival, desde una dinámica carta de ajuste hasta nombres y fragmentos de parte de los protagonistas de esta 64ª edición.
A medida que la gala se detenía en cada uno de los tres actos, los componentes enmascarados de Merina Gris abandonaban sus instrumentos y se retiraban de escena. Ya al final, se prestaron a intervenir como figurantes sin texto en un último sketch de donde fueron acompañados a sus aposentos naturales para cerrar su actuación con “Ardi Latxen Herrian” sin echar en falta la colaboración de Cris de Belako. Merina Gris se bastan ellos mismos para sacar y defender del directo sus creaciones digitales. Antes, en formato trío, interpretaron “Hemen Orain” y una recortada pero muy atmosférica “Antes No Era Más Feliz” (obviaron la segunda mitad del tema donde los beats se hacen fuertes marcando el ritmo).
“Saiatzen Naiz” sembró las bases de una interpretación más visceral y emocional para el posterior cierre de actuación, donde la electrónica cedería espacio y protagonismo. Ya concluyendo, la banda se encontró mucho más relajada (algunos abandonaron sus máscaras) y sonaron más rockeros, aportando más sangre y empaque al directo gracias, ahora sí, a la pegada de la batería y la guitarra. Incluso se tomaron la libertad de arengar al público a que se levantaran de sus butacas para empaparse mejor de su actuación.
Tras un breve parón de unos quince minutos, la gala prosiguió con las proyecciones de los siete cortometrajes vascos presentados a concurso.
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