La sala Zentral confirmaba a Zaz y en menos de un día se agotaban las entradas para el concierto de una chica francesa de la que mucha gente no ha oído hablar. Por lo general esta rapidez en agotar entradas en Pamplona estaba reservada a cantantes superventas de radiofórmula, ídolos de talents shows o artistas locales de largo recorrido como El Drogas.
Sobre las nueve de la noche aparecía con un vestido negro largo en castellano con un "Como estáis?, estoy muy contenta de estar aquí". Su primera parte del concierto estuvo dedicada a una versión rockista con desarrollos a veces muy espesos de reminiscencias ochenteras que se salva en su conjunto por el poderío vocal de la cantante de Tours. Y es que Zaz, poseedora de una voz prodigiosa, es capaz de permitirse una variación de tonos y timbres a la medida de la exigencia de la música que suena. Canciones como "La Fee", "Ensemble" o la muy folk "Si jamais Oublié" de esta primera parte la emparentan más con el pop ochentero galo de Patrick Bruel o Patricia Kaas que con la tan comparada Edith Piaf. Las comparaciones con mitos siempre son maneras que tiene la prensa musical de ubicar a artistas en cajones. Si bien es cierto que Zaz nunca será Edith Piaf (ni falta que hace ), si es una cantante que hace de la cercanía virtud y que emana una positividad contagiosa a pesar de la barrera del lenguaje con la que se permitía bromear en ocasiones frente a un público que tuvo ganado en todo momento.
Después de su paseo por el trip hop, en "Plume" la banda abandonó el escenario para mostrarnos a una Zaz con la sola presencia de piano, voz y el acompañamiento de un theremin en donde interpreto "Joie de vivre" y "Me souvenir de toi", canciones que permitieron comprobar la amplitud de registros que contiene una voz fuera de artificios.
En la parte central del concierto hubo tiempo para la solidaridad. Y es que Zaz mediante su asociación Zazimut, que trabaja con más de 100 ONGs, aprovecha su popularidad como cantante para fomentar proyectos locales en las giras internacionales. En este caso fue la asociación SARE de apoyo y prevención del VIH la que se vio favorecida por tan loable gesto. Acercándonos a la final del concierto encontraríamos la parte más cercana al cabaret jazz como el ritmo gipsy de "Les Passants" o la muy cabaret años 50s "París será tojours ParíS" en la que cambió el París por Pamplona en su parte final. Por su puesto no podía quedar fuera la viral y coreadísima "Je Veu" en la que hizo uso de la técnica scat que le permite crear la melodía de un instrumento como la trompeta sólo con su boca , momento en el cual ya comenzaba a tener al público practicamente a sus pies.
Con sendos hitos de la música popular como "La vie en Rose" y el bolero "Historia de un amor" con la fuerte presencia de la guitarra española se ponía el broche a un concierto que ofreció una amalgama de sonidos que van del swing al jazz, el soul o manouche en donde si bien es cierto se hizo más disfrutable en tanto en cuanto más se acercaba a esos modismos for export de la cultura francesa. Al finalizar el concierto se podía ver a varios de sus músicos en la salida en una manera circense de entender la música por la cual despedían a los asistentes, todo un detalle de buen gusto de una artista que deja una huella de solidaridad y positivismo allá donde actúa.
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