Llegamos justitos al recinto del Poble Espanyol, donde se celebra la primera edición del Festival Alma, abriéndonos paso entre carrozas y miles de personas que abarrotan las calles el día de celebración del Orgullo en Barcelona. Algunos, algunas y algunes eligen como nosotros el doble concierto de Delaporte y Zahara (la Puta Rave) para cerrar la jornada. El patio central de éste icónico espacio se llena buenas vibras, brilli brilli y libertad, a medida que va cayendo la tarde.
Las primeras vibraciones se hacen notar con la irrupción en escena del dúo Delaporte, Sergio Salvi y Sandra Delaporte, frente a frente, arrancan su concierto con un pequeño homenaje al Columpio Asesino, en el año de su despedida, y su hit “Toro”, la de “¡Te voy hacer bailar toda la noche, carretera y speed, toda la noche!...” El público responde al mandato y con los brazos en alto se deja llevar por la frescura, vitalidad y contundencia de la madrileña, que la parte y reparte.
Se añaden a la formación Arturo García a la batería y Maite González, al piano y percusión. El vestuario del grupo, en rojo y negro, y Sandra Delaporte, luciendo botas de lucha libre, de caña alta con cordones cruzados, minifalda roja con riñonera negra a juego, y top crop negro, con encaje, transparencias y mangas largas. Un look de superheroína techno-anarco ideal para esta noche ravera de julio. Y es que los timbales y los surdos electrónicos nos llevan de un tema a otro, hasta “Cariñito”, uno de los himnos de la banda, la reinterpretación del clásico de Los Hijos del Sol, y que se encuentra en su epé "Uno" de 2018. Lo están gozando y se nota, aprovechan la euforia para introducir barras de “Dale don Dale” y “Gasolina”, sin reparos, y es que el juego, el baile, y el desparpajo, son los puntos fuertes de esta banda.
Suenan “Pantera”, “Supermán” con un guiño a Snap y “Droga Dura”, con Salvi a la guitarra, y Sandra recomendando la hidratación del personal. Ella no ha parado ni un segundo. De la potente “Narciso” pasamos a “La Bestia”, y cómo no, es el momento para el feat con Zahara que se funde en un abrazo con la madrileña, corea la canción y añade algunos miau, miau de cosecha propia. Además entra en escena Martí Perarnau, y los cuatro, a ocho manos, entre sintes, cajas de ritmos, y filtros llevan la fiesta a otro nivel, “To the beat, to the beat, to the beat” rezan.
Delaporte - Foto de Leaf Hopper cedida por la organización
Siempre trepidantes, con bombo a negras, y el movimiento justo para llegar a “Un jardín”, ése jardín que canta y baila, canción totémica refrescante con la que llegan al punto final de su actuación, aunque antes recuperan de nuevo “Toro”, ahora con tintes de drum’n’bass, y dar la última puntada con “Bang Bang” uno de los últimos éxitos del dúo junto a Ginebras, y con la que dejan el escenario gritando a pleno pulmón junto a su público eso de: “Esta canción te la dedico pa’ que la cantes con tus amigos!”. Delaporte, compañeros ideales de jarana para esta fiesta ravera en el Festival Alma, mis bendiciones. Ah! y hablando de colabos, no puedo seguir sin recomendar la que se ha marcado hace unos meses con Merina Gris y su perla de pop violento “Almar”. Vamos a tomar una caña y volvemos.
Ya estamos aquí de nuevo, refrigerados y preparados para la La Puta Rave de Zahara. Después de "Puta" (GozzRecords 2021) que fué el mejor disco nacional para ésta casa en 2021, llegó "Reputa" (GozzRecords 2022) una reinterpretación junto a colaboradorxs, está vez más electrónico, más extenso y más rico, si cabía la posibilidad. No nos engañemos, después de estos años todos, todas y todes teníamos ganas de party. Aunque fuera una fiesta de esas de llorar bailando o odiar bailando, si se puede. Y se puede, en La Puta Rave.
Cae la noche y el láser verde tiñe las paredes de patio del Poble Espanyol. Entre risas y ovaciones, salen al escenario Zahara, junto a Martí Perarnau (sintes y programaciones) y Manuel Cabezalí (bajo, sintes, piano), después de un texto y mensaje en catalán donde la voz de Zahara reza a la diosa del techno, e invita al baile, al beso y a la desinhibición.
Abren la noche con “Flotante”, y el escenario se llena de una energía sin medida que rebasa los límites de las tablas e inunda los sistemas nerviosos de los allí presentes. Juegan con un material denso y penetrante, pero con un mismo denominador común que sus compañeros de rave, el beat. Nos acercamos a la primeras filas justo en el momento en que aparece el cuerpo de baile. Los músicos y Zahara, con traje ejecutivo negro, con un aire al look de David Byrne, y las cuatro bailarinas de negro. Suena “Taylor” de "Reputa" y reaparece en escena Sandra Delaporte que ya hace lo propio en el disco, y hoy la colabo también es en directo. Se abrazan, cantan, mientras el cuerpo de baile realiza figuras imposibles inspiradas en la danza contemporánea.
No hay tiempo para perder, le sigue “Merichane”, el patio enloquece, yo también estaba ahí… El pulso de la canción es contagioso, y las variaciones respecto a la original le favorecen. La seriedad, en el sentido interpretativo, hace que todo brille un poco más, músicos, bailarinas, luces, sonido. Y es que la máquina ya empieza a estar engrasada, y Z., como la llaman sus fans, es una de las artistas nacionales, con más trayectoria, disciplina y valentía de la escena, sin lugar a dudas. Ha pasado del indie de autora de sus últimas referencias, "Santa" (15) o "Astronauta"(18), a cerrar esa trilogía, con "Puta", y de regalo "Reputa" y el show de La Puta Rave, con un viraje de infarto a la electrónica de club, (de insipiración londinense y berlinesa) casi sin esfuerzo, sin despeinarse, y sin pensar en el que dirán. Impresionante.
Entre canción y canción, Z. pincha un remix de Perarnau IV de “No me querías tanto” de Natalia Lacunza. Parece que sí tenemos tiempo, al menos, para “La hostia de Dios”, recita Z. como si fuera Kae Tempest, nadie levanta la mano. Y siguen, ésta vez con “Camino a L.A.” una rareza de "Bestiario", el disco menor que acompañaba "Santa". Una de mis preferidas. El tono fronterizo de la original es ahora un paseo por los sótanos de un club del West Berlin. Sudor, watios, y en los visuales un corazón de hielo latiendo al ritmo. La verdad es que el sonido es masivo, really tight, el esfuerzo bien merece una recompensa. Z. con sus bailarinas, en el frente, dándolo todo, hasta el suelo, con un attitude muy Street Fighter que se agradece. Le sigue “Joker” en que los textos dejan paso a la música y al baile, y donde llegamos a las más altas cotas de cancaneo. Diversión, entrega y maestría, para llegar a “Ramona” esa copla avantgarde, que sirve de sorbete antes de llegar a la recta final de la rave.
Quizás la canción más celebrada, el tema inédito, “Esto no es una canción política”, el público, ruge, entregado y propina una de las ovaciones más largas de la noche. Z. se deja querer, aprovecha para enfundarse la bandera LGTBIQ+, pedir el voto y el patio se lanza al cántico de “Presidenta, presidenta…”, a lo que ella responde “Menudo marrón” entre más risas.
Retoman la Rave con un remix en el que aprovechan para mezclar lo nuevo de Beyoncé la canción “Summer Renaissance”antes de lanzarse a “Hoy la bestia cena en casa” que se alarga por más de diez minutos y cerrar la noche con “Berlin U5”, si cabe, la canción más ravera de La Puta Rave, el espectáculo total de Zahara, donde sublima la sensorialidad de las máquinas y se convierte en la musa de la que ella llama la Diosa del Techno. Un auténtico éxito.
Antes de echar el cierre, lo último, Perarnau IV, cómplice, productor y músico de Zahara, con su proyecto de techno industrial, fantasmal y mínimal.
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