Siempre ha sido un grupo muy respetado, y merecidamente, por la generación anterior a la mía, la que vivió su adolescencia a comienzos de los noventa y disfrutó a tiempo real discos clave de su carrera como “Electr-O-Pura”. Personalmente me inicié en su música en la época de “And Then Nothing Turned Iteself Inside Out” y “Summer Sun”, lo que no me impidió poder disfrutar de todas sus épocas en disco a la vez que entendía que su eclecticismo, esa variedad de estilos tan habitual en ellos, era inherente a sus miembros, el matrimonio formado por el guitarrista y cantante Ira Kaplan y la percusionista y cantante Georgia Hubley, además del bajista y cantante James McNew. Los tres eran melómanos que manejaban diversos estilos a sus anchas. Y es que si en disco te flipa Yo La Tengo espera a verlos en directo, todos cantan e intercambian instrumentos con la mayor naturalidad. Ya había ido a un par de sus conciertos pero este iba a ser el bautismo real. Porque un concierto en un festival de lejos o en una sala al fondo no son experiencias comparables a la de estar en una buena sala, bien situado y con los cinco sentidos al servicio de la música, y eso es lo que sucedió, y yo creo que a muchas más personas, durante el concierto del pasado miércoles.
El trío de Hoboken (Nueva Jersey) es un grupo que se puede redescubrir a cada momento, siempre es vigente, y quizá por eso arrancaron con “Sinatra Drive Breakdown”, la primera del soberbio y muy reciente “This Stupid World”, con su característico sonido y aún sin dejar de innovar en cada ataque guitarrero de Kaplan. Las canciones, como es habitual en sus conciertos, fueron seleccionadas en base a un amplio rango, desde countrys susurrados a alucinantes desvaríos ruidistas y todo lo rítmico que va en medio. De las cantadas por Georgia desde su batería me llegó especialmente “Shades of Blue” y me quedo con la homónima de su nuevo álbum de entre las más atronadoras, interpretada además junto a Javi, guitarrista y cantante de nuestros amados Gringo. El numeroso público escuchó interesado y respetó el culto a la música durante las más de dos horas de descarga.
El show se dividió en dos actos, con un buen número de nuevas composiciones en la primera parte y con algún que otro hit en la segunda como la melódica y tarareable “Tom Courtenay” o el idiosincrásico y saboreable instrumental “I Heard You Looking”. La cosa en realidad ya estaba del todo encendida con la deslumbrante”From A Motel 6” y, a partir de ahí, la cosa no hizo sino crecer. Los acoples de guitarra, tan del momento, logran que cada noche sea diferente para Ira. Durante el bis el público le había pasado un trozo de cartón con una petición que cumplieron, con el bajista McNew berreando el tema de hardcore punk “Live Fast Die Young” de los Circle Jerks. Parecía que no había mejor forma de cerrar la noche por parte del trío pero “You Can Have It All”, una revisión muy especial de un tema disco de 1974 que ya grabaron hace dos décadas, supuso el broche de oro a una noche orgánica y feliz. Que su último álbum sea además de lo más importante que han publicado en cuatro décadas de historia dice mucho del valor de su propuesta actual. Es una de las grandes instituciones del rock alternativo, siguen caminando por la vía menos transitada, a su bola y, según parece, aún con esa intensa pasión que siempre los caracterizó.
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