Yard Act saltaron a la palestra como alumnos aventajados del revival post-punk que acontece desde hace años en Reino Unido, en base a un estreno tan sólido como fue “The Overload” (Island, 22). Sin embargo, su paso por una abarrotada Sala Mon –en este caso para defender en directo las canciones de esa continuación titulada “Where's My Utopia?” (Island, 24)– evidenció que el grupo de Leeds es muchísimo más que el típico grupo anclado en el estilo. En una velada acelerada y sin apenas pausas a lo largo de setenta minutos (formato idóneo para esta clase de bolo) hubo generosísimo espacio para materializar la pose arty que acompaña a Yard Act , además de indie-pop con acento inglés, gamberrismo (en dosis menores a las presumidas) y, sí, también algo de post-punk y punk a secas, pero alternado con versiones sofisticadas de la propuesta.
Un trazado guiado por el carismático vocalista James Smith –suerte de frontman entre Jarvis Cocker, un joven Morrissey y David Byrne (imposible no remitirse a la escenificación de la recién recuperada cinta “Stop Making Sense” de Talking Heads)– que tiene a bien interactuar por igual con público y, sobre todo, las dos coristas que acompañan al quinteto. Las mismas que aporrean al propio Smith, sacan una ruleta de la fortuna para decidir junto a una chica del público qué canción será la siguiente, o se marcan bailes tan anárquicos como provechosos, impregnando la velada con colores adicionales.
Una noche que fue de menos a más en cuanto a intensidad se refiere, y que tras blandir credenciales como “An Illusion”, “When The Laughter Stops”, “Petroleum”, “Fizzy Fish” o “We Make Hits”, tuvo como punto de inflexión la ejecución de “Dream Job” y “Payday”. A partir de ahí el asunto se precipitó definitiva e imparablemente, con “The Overload”, “100% Endurance” y una acelerada y alargadísima “The Trench Coat Museum” ejerciendo como cierre, con Murkage Dave (que antes había dejado buenas sensaciones en su papel de telonero) y en forma de rave que hubieran firmado los mismísimos The Chemical Brothers.
El paso de Yard Act por la Sala Mon de Madrid dejó conclusiones tirando a evidentes. La primera y más destacable es que el combo puede presumir de un recorrido estilístico mucho más extenso que casi todas las bandas de generación y coordenadas similares. La segunda, que su próxima visita tendrá como escenario una plaza de mayores dimensiones, atendiendo al estado de una sala repleta y entregada. Y lo tercero, que, en términos generales, las canciones del debut cuentan con un tipo de pegada mucho más efectiva para el directo que las de “Where's My Utopia?” (Island, 24). Por unas y otras, los británicos completaron un buen espectáculo, amparados siempre por el meritorio sonido que acompañó a toda la actuación, en un recinto de buena visibilidad pero, con frecuencia, complicada acústica.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.