Alegrías sencillas y emociones compartidas
ConciertosXavi Sarrià

Alegrías sencillas y emociones compartidas

8 / 10
Ramir Calvo — 20-05-2024
Fecha — 18 mayo, 2024
Sala — Palau de les Arts Reina Sofia, Valencia
Fotografía — Liberto Peiró

“València és una lluna assetjada d’escorpins” (“València es una luna asediada de escorpiones”). Eso dice la canción “La nit ferida” (“La noche herida”), escogida por Xavi Sarrià para abrir su último concierto en la capital del Turia durante un tiempo indefinido. En esta ocasión, el tema emergió desde el patio de butacas del Auditorio de Les Arts gracias a la vigorosa voz de Rafel Arnal (antiguo miembro de Carraixet, autor de un disco notable titulado "Pam a pam" (“Palmo a palmo”) y miembro de Aljub y Krama, entre otras cosas).

Con esa frase, quien fue voz del grupo Obrint Pas describe la hostilidad de la ciudad donde ha vivido durante muchos años. Un ambiente amenazador que se respiraba en la década de los 90, cuando Xavi Sarrià empezaba a escribir canciones, y también ahora, cuando una concejala publica tuits racistas y xenófobos sin que pase (casi) nada. Así, tocar en Valencia, en un espacio como Les Arts (símbolo del despilfarro de un tiempo pasado) y con todas las entradas vendidas meses atrás, era un hito importante. Además, los técnicos superaron la prueba de conseguir un buen sonido en un escenario incómodo para las músicas amplificadas.

Si todo esto no fuera suficiente, el concierto tenía otro componente que, a priori, le sumaba más emotividad: la retirada temporal del gran protagonista de la noche. Efectivamente, fue en diciembre de 2023 cuando Xavi Sarrià reveló “un parón temporal para coger fuerzas” al acabar este año. Pero el adiós no se podía limitar a un frío mensaje en redes. Por ello, ya hace meses que Xavi Sarrià tiene en danza la gira “Música, rabia i amor” que todavía tiene que pasar por algunas localidades y festivales (Xàbia, Pirata Beach, Feslloc, Rabolagartija) antes de concluir en la sala Razzmatazz de Barcelona el 14 de diciembre con, otra vez, todas las localidades vendidas.

Así las cosas, casi 1.500 personas se acercaban al Palacio para disfrutar de un espectáculo preparado durante meses. Y era un público muy diverso: personas que superan la cincuentena y seguían a Obrint Pas; jóvenes que solo han visto a Xavi Sarrià con su proyecto en solitario; y chiquillos que cantaron y bailaron como los fans más acérrimos. Incluso, y como curiosidad, la criatura de pocas semanas que tenía en la fila de atrás aguantó las casi dos horas de concierto sin ningún gesto de desaprobación. Y eso tiene mucho mérito.

También hay que destacar, aunque sea uno de los rasgos que definen la trayectoria del artista, el compromiso mostrado con las luchas populares. En primer lugar, con el pueblo de Palestina, víctima de un genocidio en manos del gobierno y el ejército de Israel. Más adelante, con la memoria de aquellos que lucharon contra el fascismo, con la canción “I si demà no tornara” (“Y si mañana no volviera”) y las intervenciones de María Navarro, presidenta de la Asociación de Familiares de Víctimas del Franquismo de la Fosa 126 de Paterna, y Elena Solanas, sobrina de Florencio Pla, la “Pastora”. Al ritmo de “La vida sense tu” (“La vida sin ti”) apareció Mireia Vidal, quien vivió en primera persona las expropiaciones de la Punta. Finalmente, Betlem Agulló recordó a su hermano Guillem, asesinado por un neonazi en abril de 1993.

En la vertiente musical, los asistentes pudieron corear canciones de Obrint Pas como “El gran circ dels invisibles” (“El gran circo de los invisibles”), “En el país de l’olivera” (“En el país del olivo”) con la imponente Colla de dulzainas y percusión Portitxol de Xàbia o “No tingues por” (“No tengas miedo”), así como temas extraídos de los discos y singles que Xavi Sarrià ha publicado con su nombre como “Amb l’esperança entre les dents” (“Con la esperanza entre los dientes”), “Alliberar-nos” (“Liberarnos”) o “Causa”, durante la cual el intérprete recorrió micrófono en mano las escaleras de Les Arts casi hasta la última fila.

Estilísticamente, y tras introducir la dulzaina en el rock en la década de los 90, el músico ha profundizado a conciencia en ritmos e historias de raíz tradicional. Esto explica la incorporación del cautivador “Vetllatori” (“Velatorio”) interpretado por Noelia Llorens “Titana”; la sensibilidad de la composición "Balansiya", con la misma “Titana”, Rafel Arnal y Xiomara Abello en el escenario; y la presencia de Pep Gimeno “Botifarra” en “No s’apaguen les estreles” (“No se apagan las estrellas”) y una “Malaguenya de Barxeta” cantada a capella con el público. Además, se rindió homenaje a Vicent Torrent (Al Tall), un hombre que puso la voz y el cuerpo en los años 70 y que lanzó un mensaje de optimismo a pesar de las circunstancias que vivimos.

Otro elemento para resaltar es el mayor protagonismo que van adquiriendo las experiencias personales en las composiciones de Xavi Sarrià. “Empecé a escribir canciones con 14 años para escapar de una casa en llamas”. Es decir, la música como refugio, bálsamo y medicina. Esto se hace patente en canciones como “Autodefensa”, escenificada en Les Arts con haces de luces verticales de color rojo como si fueran los barrotes de una celda, y, especialmente, con “Música, rabia i amor”, composición que confirma al autor como uno de nuestros mejores letristas y con la que se cerraba el concierto antes de los tradicionales bises.

Para terminar, además de las apariciones ya comentadas de Betlem Agulló y el “Botifarra”, un trío de ases de los tiempos de Obrint Pas: “La flama” (“La llama”), "Som” (“Somos") y “Si tanque els ulls” (“Si cierro los ojos”). Y mientras el público coreaba el estribillo de la última canción al compás del piano, Xavi Sarrià aprovechaba para despedir a cada uno de los miembros de la banda antes de que enfilaran el pasillo central de Les Arts: Victoria Sanchis (voz y guitarra); Hèctor Peropadre (acordeón, laúd y dulzaina); Luis Suller (batería); Diego Barberà (bajo); Jota Terranegra (guitarra); y Dani Tomàs (teclados).

Acto seguido era el cantante quien seguía el mismo camino. Durante su trayecto regaló saludos a la platea y se fundió en abrazos con amigos y compañeros (Miquel Ramos, Xavier Ginés, David Segarra, la familia de Guillem Agulló, Vicent Torrent). Y el público se marchó con la sensación de haber vivido una noche especial, de esas que se recuerdan, efectivamente, con los ojos cerrados. Nos queda la duda de saber cuándo los volveremos a abrir para ver a Xavi Sarrià, de nuevo, sobre un escenario de la ciudad de València.

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