El WOP Festival organizado por la asociación Walk On Project nació con un objetivo solidario: recaudar fondos para la investigación de enfermedades neurodegenerativas. Desde su creación, el festival ha crecido hasta convertirse en una referencia en el panorama musical de Bilbao, congregando a artistas de la escena nacional e internacional. Cada edición reúne a bandas y público con una única misión: disfrutar de buena música mientras se contribuye a una causa importante. El pasado sábado, 12 de julio, la Sala Santana 27 fue el escenario de la nueva edición del festival, que ofreció una mezcla de estilos y momentos inolvidables.
Amann and The Wayward Sons fueron los encargados de abrir la noche, aun con escaso público en la sala. A pesar de ello, la banda supo brillar con su característico estilo de blues rock americano, lleno de fuerza y precisión. Las guitarras, sin duda, fueron las protagonistas de su actuación, destacando especialmente en los solos que, junto al buen sonido general de la banda, ofrecieron algunos de los mejores momentos de la noche. Aunque en la parte central del concierto se alejaron momentáneamente del blues, lo retomaron hacia el final, cerrando con una canción que recordó a la emblemática banda sonora de Easy Rider.
El siguiente turno fue para Mikel Renteria And The WOP Band, proyecto liderado por el fundador de la asociación y organizador de evento, que celebraba su decimocuarta edición. Su estilo, influenciado por las bandas de rock nacional de décadas pasadas, dejó momentos interesantes, especialmente cuando se aventuraron a cantar en inglés, mostrando una faceta más cercana al rock estadounidense. Sin embargo, el exceso de guitarras (tres en muchos momentos) eclipsó en varias ocasiones los teclados, que apenas se escucharon bien. Aun así, su interpretación de "13 de Octubre", que comenzó casi desnuda y fue creciendo hasta un final lleno de energía, destacó como uno de los puntos álgidos de su actuación. Cerraron su set con "Canela en Rama", una canción que alargaron para presentar a los miembros de la banda, dejando un buen sabor de boca.
La tercera banda, Los Estanques, logró congregar al mayor número de personas, aunque la asistencia general no consiguió llenar una sala tan grande como la Santana 27. Con su peculiar mezcla de estilos que van del pop al rock progresivo, pasando por el funky y el gospel, el cuarteto no dejó indiferente a nadie. Ataviados con extravagantes atuendos (un futbolista, un enfermero y un vendedor de seguros, entre otros), lograron ganarse al público desde el primer momento. Canciones como "Soy Español Pero Tengo Un Kebab" y "Mr. Clack" pusieron en marcha la parte central de su concierto, mientras que temas más recientes como "Suelo Ver Una Niña" y "A quién robé, cómo y qué" mostraron la evolución de la banda. Incluso se atrevieron a incorporar toques de jazz y melodías dignas de una película de Disney en su interpretación de "Scherzo".
Finalmente, el broche de oro lo pusieron The Last Internationale, la banda internacional y cabeza de cartel. Una actuación llena de energía la de Delila Paz y Edgey Pires, a pesar de que la primera confesara haber estado enferma durante la semana. Su entrega fue total, destacando su fuerza vocal y su conexión con el público, especialmente cuando bajó entre la gente para interpretar "Soul On Fire". "Kick Out The Jams", una versión de MC5, abrió su set con fuerza, mientras que canciones como "1984" y "Masters Of War" mostraron la capacidad de la banda para alternar entre momentos de pura energía y otros más íntimos. Para finalizar, eligieron "1968", dejando claro que el rock sigue siendo su bandera.
En definitiva, el WOP Festival volvió a demostrar que es mucho más que un simple evento musical. Aunque la sala se quedo un poco grande para el público asistente, la calidad de las actuaciones y la causa detrás del festival hicieron que la noche fuera memorable.
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