Sí, también fui uno de los que se perdió el concierto de Woods en el Mad Cool para ver de cerca las mil vidas que se esconden en cada arruga de Neil Young. Así que teníamos ganas extras de reencontrarnos con la banda de Brooklyn, y a la espera de poder degustar en su totalidad “Love Is Love” (verá la luz el 21 de Abril), queríamos comprobar si “City Sun Eater in the River of Light” (16) brillaba tan fuerte en directo como en el estudio.
El grupo barcelonés Ran, Ran, Ran, con su segundo largo recién salido del horno (“L’heure”) bajo el brazo, suben las pulsaciones de la noche y dejan las brasas preparadas para que Jeremy Earl y los suyos comiencen a cocinar estrellas a fuego lento. El resplandor aparece con “Leaves Like Glass”, del espléndido “With Light and with Love” (14), seguida de una deliciosa “Politics of Free” y una soleada “Hollow Home”, alcanzando ya velocidad de crucero. Llegamos a la cima antes de que nos demos cuenta, bajo el eterno vaivén lisérgico de una “Sun City Creeps” en la que habríamos nadado durante días, fundiéndose la banda al completo, trompeta fronteriza incluida a manos de un músico local invitado. Primera gran ovación y disminuyen el ritmo, pero no la intensidad, con la wester/psicodélica “The Take” y la melancólica “Sheperd”, con un slide que aún resuena en el aire.
Desbordan armonía y energía, abruman en cada interpretación, el concierto se mueve en la fina línea que separa la experiencia mística del éxtasis continuo. Earl exprime acústica y eléctrica con la misma facilidad y nunca un falsete ha sonado tan auténtico. Jarvis Tavaniere es el mejor escudero a la sombra y la batería de Aaron Neveu marca el rumbo, junto al bajo de Chuck Van Dyck, sólido reemplazo que cumple en la difícil tarea de llenar el vacío que dejó Kevin Morby.
En la llama de “New Light” baila el viernes y los rostros del público reflejan esa felicidad agradecida que sólo se fragua en los grandes momentos, burbuja de alegría que no se rompe, sino que nos atrapa hasta el final. El folk psicodélico nos cala hasta los huesos en “Cali in a Cup”, con la armónica de John Andrews a la cabeza (omnipresente sus teclados, coros y hasta percusión con un botellín de Mahou), seguida de “Be All Be Easy” y una “Creature Comfort” en la que ardemos por combustión espontánea.
Renacemos bajo la catarsis sanadora de “With Light and with Love”, un huracán de casi diez minutos que nos engulle y roza la perfección, para terminar con dos bises de película, la vibrante “Suffering season” y “Moving to the left”, quizás su himno más afilado. Es de noche en Madrid pero ha salido el Sol.
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