Mucho más que música
ConciertosWomad Las Palmas

Mucho más que música

8 / 10
Hara Amorós & Miguel Amorós — 15-11-2019
Empresa — Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria & Cabildo de Gran Canaria
Fecha — 10 noviembre, 2019
Sala — Parque Santa Catalina
Fotografía — Hara Amorós

Gran éxito de público y artístico en esta nueva edición del festival Womad en Las Palmas. Son veintiuna ediciones ya y hace tiempo que la comunión con el público es total. Un público que, como ya se ha comentado aquí en otras ocasiones, se muestra respetuoso, cómplice y a la vez apasionado con las propuesta que se le presentan, y eso en un festival gratuito no siempre ocurre.

Es evidente que el atractivo principal son los múltiples conciertos que tienen lugar en el gran Parque de Santa Catalina, que ofrecen conciertos alternos ininterrumpidamente, y que este año, por ejemplo, permitieron viajar musicalmente de una música regional de Brasil al kuduro angoleño, pasando por el highlife ghanés, el new-raï argelino, el folk contemporánea afgano, el rock turco psicodélico o el puro pop gallego. Pero el Womad es mucho más que un festival.

Las múltiples actividades familiares que se ofrecen: talleres, exposiciones, poesía, cine, comidas del mundo, mercado global, etc. tienen una acogida igual de masiva y entusiasta que las musicales, y ayudan a crear un ambiente donde los valores que transmite este festival llevan años calando hondo.

La solidaridad, tolerancia, convivencia, respecto a la diversidad y compromiso con el medio ambiente son sus banderas y la muestra musical de este año con más de treinta artistas procedentes de cuatro continentes se convirtieron en el vehiculo ideal.
No nos cansaremos de decir que la diversidad y el intercambio de culturas nos enriquece. Como dijo la activista de la asociación LGTBIQ+ Gamá Nayra Marrero al leer el Manifiesto Womad de este año: “el Womad es un festival de concordia, hospitalidad y abrazos”
A partir de aquí hablemos de lo que dio de sí la parte musical.

Jueves 7 de noviembre

El cantautor majorero Fajardo fue el encargado de inaugurar esta nueva edición del Festival de Mundo con su particular y valiente propuesta. Él solo, con sus guitarras, esa voz cruda y esas letras íntimas y desgarradas, se “enfrentó” a un público ansioso de Womad y consiguió salir airoso. Tras él los gallegos afincados en Madrid The Limboos descargaron su bailable y exótico rhythm&blues con mucho swing, que hicieron olvidar que caía una fina lluvia. Presentaron su tercer álbum “Baia” que se sustenta en esas músicas negras de inspiración New Orleans. Su enérgico directo y esos aportes latinos, nos hicieron recordar a los Mambo Jambo, que seguro hubieran disfrutado con ellos, igual que hizo el ya más numeroso público. Pero para cerrar la noche mucho más ritmo para bailar de la mano del ghanés Pat Thomas. Esa era su misión y a pesar de que en algún momento la lluvia arreció, lo consiguió. Este septuagenario de voz atemporal se acompañó de la colorida, joven y cómplice banda Kwashibu Area Band, con los que hizo temas clásicos y repasó algunas de las canciones de su nuevo disco “Obiaa!”. Trabajo editado en el prestigioso sello Strut, especializado en nuevas grabaciones de artistas clásicos, y que es toda una lección de lo que es el “high life” en el siglo XXI. Ese género musical, precursor del afrobeat, data de los 60’ y se caracteriza por vientos jazzy y múltiples guitarras que en directo Thomas y su banda lo convirtieron en una autentica fiesta.

Pat Thomas

Viernes 8 de noviembre

Birkins abrieron la noche del viernes con esa elegancia, soltura y experiencia que atesoran. Se esperaban canciones de “You Are not Alone”, homenaje reverencial al “Ziggy Stardust” de David Bowie, que han grabado con numerosos invitados. Así que les quedó bordado el “Five Years”, con la ayuda a la voz de Álvaro Suite, guitarrista de Bunbury, y también la fiera y emotiva versión del “Rock ‘n’ Roll Suicide” que cierra su disco. Buen inició del día.

Después el también canario Althay Páez mostró su virtuosismo con el timple, esa guitarrita canaria familia del cavaquinho portugués y del ukelele. Música de raíz, pero contemporánea, donde brilla ese pequeño instrumento capaz de hacer grandes músicas. Se acompañó de su quinteto y dejó una preciosa versión del “Englishman in New York”.

Viaje a Argelia de la mano de Sofiane Saidi que ofreció una mezcla apasionada de raï, rock, funk y electro. Su brava voz la hemos escuchado en discos de Ammar 808 o Acid Arab. Tim Whelan (Transglobal Underground) le produjo su primer trabajo y para el segundo, El Ndjoum, se asoció con la solvente banda francesa Mazalda con quienes lo presentó aquí en el Womad. Temas como “Yadra?”, “Bourkan”, “Gasbah Trinsiti” o la versión del tema feminista “Choufi Ghirou”, con el que cerró su vital concierto, aseguran que Rachid Taha dejó buen legado.

Tras ellos Elaha Soroor & Kefaya. Elaha tiene una vida digna de documental. Nacida en Irán, hija de refugiados afganos. Volvió al país de sus padres, participó en un reality show, Afghan Star, con el que se hizo muy popular. Pero por sus opiniones abiertas sobre los derechos de la mujer, tuvo que viajar a Londres como refugiada. Allí conoció al colectivo internacional Kefaya con los que ha grabado Songs Of Our Mothers, canciones tradicionales afganas, imbuidas de un jazz folk contemporáneo. Esa fue su propuesta. Con teclados, guitarra, batería y tablas, crearon una atmosfera propicia para la dulce voz de Elaha. A pesar de que el público canario es súper respetuoso, el retraso en empezar su concierto (algo inusual en el Womad), el gran espacio y el espíritu festivo que se respiraba, no les benefició.

Todo lo contrario ocurrió con la brasileña octogenaria Dona Onete. Solo su carismática presencia, sentada en una butaca en la parte frontal del escenario donde se contoneaba bailando, encandiló al público. Sabiendo que es conocida como “La reina del carimbó”, un estilo tradicional de origen indígena procedente del norte de Brasil con un ritmo que anima a bailar, se intuía lo que iba a pasar. Repasó sus discos editados, que solo son tres porque empezó a grabar a los 73 años, sobre todo el último, Rebujo, que seguro estará en lo mejor del año de las listas World Music. Simplemente decir que cuando cantó “No meio do Pitiú” se levantó a mover ligeramente sus caderas y el público enloqueció. “La música es cultura y alegría” afirmó y eso fue lo que transmitió su actuación. Una de las triunfadoras de este Womad.

Difícil lo tenían Trans Kabar, franceses que hacen maloya, la música tradicional de la Isla Reunión. Pero el cuarteto metió una marcha más en cada una de sus canciones, que empezaban lentas para acelerarse peligrosamente. Son canciones donde el cantante, que además tocaba enérgicamente la kayamba (especie de tabla hecha de cañas con semillas en su interior y con sonido de maraca), dialogaba con el coro que le respondía. Música tradicional destinada al baile.

Pero quienes sí que hicieron bailar, y también cantar, fueron Novedades Carminha. Con ese ambiente festivo que comentábamos que había, unido a su buen directo, les resultó fácil llevarnos a la fiesta total. Ellos afirmaron estar sorprendidos en tocar en un festival como este, pero estaban decididos a cumplir su objetivo. Empezaron el show con “Volverte a ver” y cuando cantaron “Quiero verte bailar” parecieron dar una orden al público. La recta final con la inevitable “A Santiago Voy”, “Cariñito”, “Lento” y su infalible “Verbena”, fueron las justas para cumplir su misión.

Sonido Tupinamba con su tropical “glove party”, como ella lo nombra, ofreció una sesión polirítmica que remató la faena para los que aún tenían les energía para bailar.

Sábado 9 de noviembre

El sábado amenazaba lluvia, pero a pesar de que hizo acto de presencia en algún momento, no molestó el discurrir de todos los conciertos.
El cubano Totó Noriega y su numerosa banda abrieron los conciertos de la tarde presentando “Chan Chan, celebrando Buena Vista Social Club”, un sentido homenaje al disco que produjo Ry Cooder. Y lo hicieron de manera fiel. Esos clásicos de la música cubana siempre son bien acogidos en las islas y aquí funcionaron una vez más.

Y cambio radical con Lajalada. La canaria Belén Álvarez ha montado este nuevo proyecto para dar rienda suelta a su creatividad y suena realmente bien. Un elegante pop de bases electrónicas y envolventes que fue muy bien recibido.

Y otro volantazo para dejarse seducir por Hanggai. Esta banda de chinos-mongoles llevan más de quince años en los escenarios, y aunque algunos de sus componentes tuvieron unos inicios en la música ¡heavy!, juntos han creado nuevos caminos musicales con una moderna y personal interpretación de la música tradicional de Mongolia. Empezaron con temas más suaves, pero a partir de medio concierto, tras su tema “Gobi Road”, donde se apreció ese canto bitonal (throat singing), interpretaron su festiva “Drinking Song” y se hicieron con el público. Dicen que sus canciones hablan de la naturaleza y sobre todo de sus caballos, por eso nos hicieron trotar rítmicamente a todos.
Seguro que si hubiera estado allí, también hubiera trotado ella, Lorena Álvarez. Esta cantautora de música tradicional, pero iconoclasta y de letras “basadas en experiencias personales”, nunca defrauda. Se mostró como siempre con esa original naturalidad y ese constante dialogo con el público. “Estamos nerviosos porque aquí hay más gente que en todo mi pueblo” afirmó. Acompañada de un trío expuso su colección de canciones sencillas que calaron en esa gran cantidad de personas que acudió a verla. Ver cantar a la multitud “Soy un olmo” con todos los brazos en alto fue un gran regalo compartido.

El relevo lo tomó Jungle by Night. A pesar de su juventud llevan cinco trabajos y casi diez años tocando en grandes festivales europeos. Funcionan muy bien en directo, ya lo demostraron en la pasada edición del Womad de Cáceres, y aquí lo volvieron a hacer. Música instrumental inspirada en el afrobeat, pero evolucionada mirando hacia el funk, el jazz o cualquier ritmo que empuje a las pistas de baile. Son nueve músicos que manejan vientos, bajo, guitarra, teclados y percusiones con energía y diversión, y donde los metales toman el protagonismo. Supieron contagiar ese entusiasmo y pasión que pusieron en el escenario y el público los disfrutó.

Aunque para concierto enérgico, el de Pongo (foto de portada). La ex Buraka Som Sistema dio una lección de lo que es un espectáculo poderoso y no paró de moverse y bailar en todo su show. Y eso que solo se acompañaba de percusión y teclados. Con su primera canción, uno de sus últimos temas compuestos, “Quem manda no mic” ya marcó territorio. Su neo-kuduro fue irresistible para ese público canario con muchas ganas de bailar. Con “Tambulaya” y “Baia” se elevó la temperatura, aunque también tuvo momentos de relajación melódica con temas como “Chora”, “Kuzola” o “Kassussa”, todos de su primer disco en solitario. Pero su final recuperando el “Wegue Wegue”, ese clásico que cantó con Buraka Som Sistema, fue memorable y puso a todo el Parque de Santa Catalina a botar.

Tras esa explosión de música de baile, los turco-holandeses Altin Gün y su folk-funk-rock psicodélico, fueron bien aceptados. Con solo dos discos han entrado en el panorama de la World Music, quizás arrastrados por el éxito y popularidad que está teniendo la joven turca Gaye Su Akyol. Alguien comentaba acertadamente sobre su actuación que la riqueza de la diversidad era justo esto: “música de holandeses, inspiradas en ritmos turcos, interpretadas en una ciudad española situada territorialmente en África”. ¡Bienvenida la diversidad!. Sus ritmos ondulantes, donde los teclados y las guitarras wha wha dominan su sonido, sedujeron a sus oyentes.

El dj brasileño Dj Mam lo tenía todo a favor para que su sesión triunfará y lo aprovechó. Sus irresistibles remixes de temas brasileiros funcionaron como un resorte en ese público que no quería que acabara la noche.

Domingo 10 de noviembre

El viaje sonoro e instrumental por las Islas Canarias, que propuso el grupo canario Atlántida, abrió la última y matinal jornada del domingo. Diversos y admirables rincones de las islas les a inspirado a componer temas acústicos encuadrados en un folk delicado y experimental, ideal para esas horas del mediodía.

La idea de que los tres conciertos del domingo fueran destinados al público familiar se acentuó con el concierto del verseador Yeray Rodríguez. Impulsor del punto cubano, esa expresión poética y musical de los guajiros cubanos. Actuó junto a un numeroso grupo de jóvenes que habían participado en un taller de creatividad verbal. Así que acompañados por varios músicos, se lanzaban a improvisar versos en una especie de lucha de gallos, pero con un fondo de guaracha y son. Y fue sorprendente ver como el público les lanzaba palabras y hasta los más jóvenes eran capaces de hacerlas entrar en verso.

El final musical fue para la banda senegalesa Nayaband que lleva unos años asentada en las islas. Sus ritmos más cercanos al reggae, pero enriquecidos con violín, vientos y kora, fueron la perfecta despedida musical de estos cuatro gozosos días.
Y no queremos dejar de nombrar a las bandas emergentes que tuvieron la inmejorable oportunidad de presentar sus propuestas en el nuevo escenario LPAJuventud@Womad acogiendo una iniciativa del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria a través de su Concejalía de Juventud. Ocho bandas que se presentaron al gran público: African Flow, Amaguk, Animal Roots, Flor de Canela, La cuerda floja, Razones de sobra, Sound of aqua y The Olrait Band.

Aunque la mejor noticia es que se sospecha que ya se está trabajando en la edición del Womad del 2020.

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