Lo de Wilco en las Noches del Botánico tiene mucho mérito, sonaron de lujo y dejaron a todo el mundo contento centrándose en su último trabajo, “Cruel Country”, y sin tener que pisar el acelerador hasta el explosivo final con “Monday” y “Outtasite (Outta Mind)” con las que dijeron adiós tras dos horas de un concierto que se quedará marcado a fuego en la memoria de muchos de los allí presentes.
El concierto se fue cocinando a fuego lento, a pesar de que comenzaron con uno de sus claros ases ganadores, la imprescindible "A Shot In The Arm" de "Summerteeth", el sonido era claro pero estaba un poco bajo y la gente fue entrando poco a poco, a la vez que se apagaban los últimos rayos de sol. “Story To Tell” fue la primera de las diez canciones que sonaron de "Cruel Country", una prueba de la fe ciega de Jeff Tweedy y sus chicos en su último trabajo, un disco en el que vuelven a sus raíces, principalmente las de Tweedy, como faro del movimiento del country alternativo que seguía los pasos de las grandes luminarias del country rock de los 60 como los Byrds, Buffalo Springfield o Gram Parsons.
Hablando de raíces, había abierto la velada Rosario la Tremendita con su flamenco deconstruido, una elección que tiene mucha más lógica de lo que pudiera parecer, Wilco es una banda de raíces de americana, con un ojo puesto en el rock experimental, así que la Tremendita es un equivalente válido en la música española, aunque a algunos les avergüencen nuestras raíces, pero es que la Niña de los Peines, Manolo Caracol o Fernanda de Utrera son nuestros Hank Williams, Jimmie Rodgers o The Carter Family, y Quintero, León y Quiroga lo más parecido a esos Acuff / Rose a los que cantaba Tweedy cuando todavía estaba en Uncle Tupelo. Fue una actuación breve pero notable.
Volviendo a Wilco, la banda fue alternando clásicos de su periodo de esplendor, ese en el que eran infalibles, el que va de "Being There" a "A Ghost Is Born" con canciones de "Cruel Country", así a esa enormidad llamada "I Am Trying To Break Your Heart" le siguieron las tres primeras canciones de su nuevo disco, "I Am My Mother", la titular, una de las más destacadas, y "Hints". Tras ellas Tweedy dedicó "Handsake Drugs" por si había algún miembro de la OTAN en el público. La canción sirvió para enseñarnos que Nels Cline estaba recuperado del todo tras su baja por COVID, su Jazzmaster comenzó a disparar esas notas nerviosas y afiladas y, al final, Tweedy se le unió con su SG. Luego hubo una concesión a uno de sus estribillos más certeros para su compañera de disco, "Hummingbird", en uno de los grandes momentos del concierto, Tweedy parecía desnudo sin su guitarra, pero todo lo superaba la maravillosa melodía de esa canción, quizás lo más cerca que han estado nunca Wilco de Lennon y McCartney.
Tras el primer acelerón de la noche sonaron "If I Ever Was a Child", la mejor canción del regular "Schmilco", la country "All Across the World" de su último trabajo y "Love Is Everywhere (Beware)" del olvidable "Ode to Joy", pero todo volvió a subir cuando sonó "War On War" del imprescindible "Yankee Hotel Foxtrot".
"Bird Without a Tail / Base of My Skull" sirvió para demostrar, por primera vez pero no última, que Wilco tiene otros dos grandes guitarristas más allá del genial Cline. En este caso el tanto se lo apuntó Pat Sansone. Eso sí, tras "Hearts Hard to Find", llegó uno de los momentos más celebrados, un "Impossible Germany" que sonó todavía mejor sabiendo que estuvimos a punto de no escucharla por culpa del puto COVID. Da igual cuantas veces la hayas escuchado en directo, el resultado siempre es el mismo pelos como escarpias y ovación cerrada para un Cline que es uno de los últimos elementos de esa especie en extinción que son los 'guitar heroes'. El público se rindió al guitarrista y Tweedy tuvo que recordar que todavía tenían unas cuantas canciones más por tocar, alguno ya se hubiera quedado contento con ese final.
Pero no, la cosa siguió y tras "Mystery Binds" Tweedy demostró que puede que no tenga la técnica de Cline pero que sí tiene la misma pasión que otro de sus referentes, Neil Young, cuando se metió en otro glorioso solo, en este caso con la demoledora "At Least That's What You Said". Fue como un toque de trompeta para la banda, porque a partir de ahí fue el acabose. Se despidieron con otra parada en "A Ghost Is Born", el disco más allá de "Cruel Country" que más recordaron, con la roquera "The Late Greats", un título que les va que ni pintado.
Tras el parón volvieron para rematar con una de sus canciones más importantes, esa preciosidad llamada "Jesus Etc", que coreó hasta el último de los presentes en el recinto. Luego sonó "A Lifetime To Find", puro country rock, con la banda sonando como si fueran los Byrds del "Sweetheart Of The Rodeo", seguida de mi canción favorita de la banda, la inmensa "California Stars" que hicieron en ese maravilloso disco junto a Billy Bragg llamado "Mermaid Avenue" en el que pusieron música a letras de Woodie Guthrie. Aunque no se veía una sola estrella en el cielo, daban ganas de tumbarse en el suelo, dejarse acariciar por la maravillosa melodía y soñar un maravilloso sueño acunado por Wilco.
Pero quedaba la traca final, sonó ese homenaje al rockabilly y al sonido Sun que es "Falling Apart (Right Now)" y terminaron recalando en su particular "Exile On Main Street", "Being There", con dos de las canciones más imparables de su repertorio, la stoniana "Monday" (que no podía faltar en un ídem) y la irresistible "Outtasite (Outta Mind)", a medio camino entre el rock de "Monday" y el power pop de Big Star. Por ponerle algún pero a un concierto maravilloso, a nivel personal me hubiera gustado que hubieran tocado algo más de su repertorio más pop, tipo "I'm Always In Love" o "I'm The Man Who Loves You", y tampoco hubiera estado mal que sonara el nuevo Madrid en el viejo, aunque la canción fuera del tío Tupelo... Pero son naderías ante la tremenda demostración de una banda en un excelente estado de forma y con un fondo de armario tan grande que los convierte en los R.E.M. de su generación.
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