Ahora que ha empezado el verdadero otoño, dejamos los eventos electrotropicales atrás y cogemos con muchísimas ganas conciertos como el de ayer, de sonidos fríos y ecos de los 80. Desgraciadamente nos perdimos la actuación de los bizkaitarras The Owl Project, ya que empezaron una hora antes de lo que estaba anunciado.
Los ingleses White Lies entraron al escenario y empezaron a sonar los sintetizadores del tema "Time to give" que abre su actual álbum, "Five"; efectivamente el quinto de su carrera. Pese a no haber alcanzado la popularidad de grupos como Interpol o Editors, anteriores a White Lies en la revisión postpunk de la década pasada, los londinenses consiguieron casi llenar el Kafe Antzokia de gente con ganas de bulla aun siendo lunes y por lo que vimos ayer parece que su carrera vaya a tener menos altibajos que las de aquellos.
El público ya empezó a entrar en calor con "Farewell to the fairground", canción del primer álbum del grupo, todo un bombazo capaz de resucitar a todos los muertos del temario gótico de las letras del grupo. Continuaron con "There goes our love again" y siguieron con "Is my love enough?" demostrando que se pueden escribir letrar cursis, tirarse al pop de referencias ochenteras nada alternativas (Spandau Ballet, A-ha, Ultravox, Tears for Fears, The Cars), salir indemne incluso molando y volver a la temática oscura de sangre, tijeras e inundaciones del primer álbum con las canciones "Unfinished business" y "The price of love".
Después de repasar más temas del cuarto álbum "Friends", nos sorprendieron con la guitarra acústica en el medio tiempo "Kick me" del álbum actual, tema en el que crean una atmósfera muy del estilo de Talk Talk. En las primeras filas se veía a mucha gente cantando las letras pero no fue hasta el single "Death" del primer álbum, que el respetable empezó a desentumecer los músculos. Fue con "To lose my life" cuando ya el grupo consiguió que todo el público saltara y cantara el estribillo como sí al día siguiente no fuera martes.
Nos dejaron con un bis en el que tocaron la guitarrera "Hurt my heart", pasando por "Swing" en la que suenan unos sintes muy Depeche Mode para terminar con la apoteósica "Bigger than us". Una forma perfecta de empezar la semana: canciones melódicas bien cantadas, un punto de nostalgia y un poco de evasión ahora que da incluso miedo encender esa “Big T.V”.
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