Quizá no fue ni la hora ni el lugar adecuado, pero lo cierto es que sería injusto juzgar a una excelente banda como Vortice por la escasa afluencia de público -¿dónde estaban todos los que al día siguiente llenaron la sala BeCool con Moho?- el día de la presentación oficial de su recién publicado primer disco, “Human Engine” (The Holy Cobra Society, 2008). Una puesta de largo que empezó tímida, con un sonido algo enmarañado, con el grupo aún tanteando la situación pese a lo apabullante de su música -técnica y brutal a partes iguales-, y con la que pronto, con la maquinaria ya caliente, daría lo mejor de sí. Y es que tras unas cuantos trallazos con el sonido de la sala ya a un considerable rendimiento, la visión de estos cuatro excepcionales músicos en escena –de entre los cuales destacar la habilidad y potencia de su joven batería- nos lleva a conclusiones en las que la banda, con un excelente directo, una capacidad técnica extraordinaria y unas posibilidades compositivas increíbles, se revela como un nuevo e indiscutible valor capaz de dar un pequeño impulso a la desestructurada escena metálica de aquí.
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