Llenazo en Planta Baja de Granada. Piropos de un público vocinglero y enamorado del trío de reinas de Brooklyn. Cassie Ramone, Katy “Kickball Katy” Goodman y Ali Koehler lucen radiantes las canciones de su tercer disco, “Share the joy”. El mejor y más inspirado de su corta pero fulgurante carrera. Situándolas en coordenadas, el espectador avezado recuerda en el mismo escenario a las también neoyorquinas The Baby Shakes. La conexión ramoniana se hace evidente, pero Vivian Girls ofrecen más chicha. Cuidadísimos juegos vocales, sublime manejo de la armonía pop y un infrecuente equilibrio entre el ruido y los mínimos camafeos de orfebrería sonora. La ascendente ingravidez de Cassie y Katy cuando alternan coros en “I heard yoy say” produce regocijo general. Es lo que sucede en “The other girls”. Los propios Ramones reconocían su base surf. Andamiaje explotado en profundidad por estas tres divas. Tan nuevaoleras, tan empáticas. Ritmos de biela engrasada y preciosismo en los estribillos. Además, aplicadas en historia del rock: recrean el “Sixteen ways” de Green On Red –¡semanas después de que Chuck Prophet reinterpretara el “London Calling” en la misma tarima!–. Vivian Girls no inventan nada, aunque nos devuelven la fe en las canciones emocionantes y vivas. Punk-pop de elevada factura. La seda y el nervio de “Lake house”. El regusto a The Shangri-Las en “Dance (If you wanna)”. ¿Existe mejor forma de empezar una noche de viernes?
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