Nuevo fin de semana de elecciones incómodas en Bilbao. Me refiero a lo de tener que elegir qué bolo ver, algo que se está convirtiendo en habitual en los últimos tiempos, y que dice mucho del ambiente cultural de una ciudad que, sin ser un modelo de ocio nocturno, sí que mantiene una interesante oferta musical, atractiva para las bandas que siguen manteniendo el “botxo” como parada obligatoria en sus giras. En este caso, nos decidimos por el concierto de Viva Belgrado, que venían a presentar su último trabajo "Cancionero de los cielos", uno de los mejores discos facturados este año en el estado.
Antes, y para calentar el ambiente, salieron a escena los guipuzcoanos Bananas, quienes aprovecharon con creces los aproximados tres cuartos de hora que tuvieron para desplegar toda su energía en una sala repleta, para revisar sus tres trabajos editados hasta el momento: el EP “Azal bat, urdina”, y los dos largos: “Garun ta eztarri” y “Errekak nola”, publicado este mismo año, y del que sonaron “Nola egin aurre” y la rabiosa “Hiriak ez du barkatuko”. Fue, como decimos, un concierto intenso y en el que los de Donostia y alrededores, demostraron una calidad y una actitud notables, dejando momentos memorables y un muy buen sabor de boca, y poniéndoselo muy complicado a Viva Belgrado. De hecho, varias personas me comentaron al final de la noche que habían disfrutado más el concierto de los supuestos teloneros… algo curioso, pero que dice mucho del show ofrecido por esta "superbanda" (formada por miembros de Adrenalized, Madeleine o Hyedra), que, a buen seguro, nos volveremos a encontrar por el camino muy pronto.
Tras la necesaria pausa para prepararlo todo, salieron a escena unos Viva Belgrado, como siempre en formato de cuarteto, y tras una introducción confusa por el distorsionador de voz del micro principal, distinguimos "Vernissage", uno de los temas del último trabajo de la banda cordobesa, a la que siguió otra muestra de "Cancionero de los cielos", como es "Chejov y las gaviotas", encadenada con una "Gemini" más rapera, con crítica incluida. Con "Jupiter and beyond the infinite", psicodélica y bastante más cruda que en disco, terminaban este primer repaso al último trabajo, para pasar a revisar temas imprescindibles de discos anteriores, como ‘La soga’, con un registro más cercano al indie, "Cerecita blues", con una falsa calma, que precede al temporal con la muy cañera "Erida", perteneciente a su álbum “Ulises” de 2016.
Todo era como una montaña rusa en el que iban cayendo una tras otra composiciones más tranquilas (aunque eso es mucho decir, en un concierto en el que no dieron un segundo de tregua), mezcladas con otras más complejas como "El Cristo de los Faroles", o "Un relato", una canción donde se entremezclan diferentes estilos, para insistir en esa sensación de “sube-baja”, y en la que, como sucede en muchos tramos del concierto, la base rítmica de bajo y batería, son las que marcan el camino. Por cierto, una de esas letras sobresalientes y rabiosas marca de la casa. El concierto se desarrolló, prácticamente entre tinieblas, creando esa atmósfera “incómoda” que tan bien complementa las composiciones de una banda que no necesita de artificios para brillar, por lo menos en lo estético, porque en lo musical sí que tienen montones de aristas diferentes, que son lo que hace de Viva Belgrado una propuesta tan interesante.
Un detalle, el de la iluminación, del que nos pudimos dar cuenta en el único momento de respiro que dieron con "Elena observando la osa mayor", que sonó antes de encaminarse a la despedida, con "Báltica" y los sonidos más cercanos al pop de "Un tragaluz", que por lo visto el viernes, ya se ha convertido en un himno para un público que no paró ni un instante a lo largo de los 80 minutos (minuto arriba, minuto abajo…) que duró el show.
Para la traca final, más cera con la metalera "El gran danés", voces distorsionadas y psicodelia en "¿Qué hay detrás de la ventana?" y otro poco más de épica con "Ravenala", con la que Viva Belgrado ponían el punto final a un concierto en el que los cordobeses demostraron por qué son una de las bandas más sorprendentes de la escena rockera actual.
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