Sábado 29
Después de intentar dormir unas horas con el Viñatek poniendo banda sonora al sueño, los buenos días nos los dieron toneladas de barro y agua. Cuando parecía que las nubes no iban a dar tregua salieron algunos rayos de sol a primera hora de la tarde, los trajeron desde el Maresme Lágrimas de Sangre. Otra vez los árboles del Viña Grow se quedaron en medio de la multitud y nos adentramos en “Viridarquia” (16). Acid Lemon y compañía abrieron el segundo día transmitiendo el buen rollo —con algún que otro fallo de sonido— de “Voy a celebrarlo”, “La gente” o “Cuando sale el sol”, con un público joven con ganas de pasarlo bien sin dejar de lado la reivindicación de los versos que cantaban. Después de coger fuerzas en el campamento, ya entrada la noche y otra vez con lluvia, fue el turno de El Último Ke Zierre a dúo con la tormenta. Pero ni el impresionante charco medio vallado que se formó en el centro de la pista ni el frío fueron motivo para que parara la fiesta. Los de Burriana dejaron uno de los mejores directos de la noche con un setlist donde se notaban las ganas de celebrar el trigésimo aniversario de la banda. Al terminar “Tus Bragas” era el turno de Txarango en el escenario colindante. Pero el regreso de la banda a los escenarios con “El cor de la terra” (17) bajo el brazo nos supo a poco. Eran muchas las ganas y la hora de concierto se nos hizo demasiado corta. Unos cuantos echamos en falta muchos temas míticos que se quedaron a la sombra del nuevo álbum. Pero no todos: los seguidores más fieles agradecieron “Una lluna a l’aigua”, “Som foc” o “El tren del temps” en forma de cantada masiva. Sea como fuera se creó un ambiente festivo que ni la espectacular tromba de agua que cayó a medio concierto lo pudo frenar.
El broche lo puso La Mala Rodríguez —aunque se hizo esperar— en el escenario Cabo de Plata. La rapera alzó una sensacional atmósfera de rap y poderío y se metió al público en el bolsillo desde el minuto cero. Hasta invitó a bailar al escenario a un grupo de mujeres que no podían ni querían contener la excitación ni locura del momento. Obviamente no faltaron los éxitos “Quién manda”, “Tengo un trato” o “Por la noche”, que sonaron mucho más renovadas con bases electrónicas curradas para la ocasión y una puesta en escena brillante.
Al terminar, otra vez carrerita hasta el Poliakov para disfrutar de los italianos del sábado y claros sucesores de Banda Bassotti, Talco. Como de costumbre nos regalaron un directo contundente a la par que bailable y con toda la artillería pesada. La locura se prolongó durante todo el espectáculo, con especial mención —como era de esperar y como esperábamos todos— a “St. Pauli”, “Danza dell'autunno rosa” y “La Torre”.
Para la madrugada optamos por la dosis diaria de reggae en uno de los conciertos apartados del Negrita y el Poliakov. Repitiendo por segundo año consecutivo y con un resultado excelente, la reggae band Auxili inundó el Viña Grow con un espectáculo buen rollero y musicalmente impecable. Una bocanada de aire fresco, joven y pícaro para repasar los trabajos “Dolç atac" (13) e “Instants cremant” (16). Este fue un claro ejemplo de cómo un artista puede transmitir lo que siente a los de abajo cuando se sube a un escenario, ya sea ante mil o ante veinte mil personas.
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