La historia de Villanueva con A Casa de Arriba viene de lejos. Antes de este proyecto, Josete se formó en otros proyectos de la ciudad, uno de ellos llamado Martynez, en los que llegó a estar dos veranos enteros tocando, miércoles tras miércoles, en la pequeña, encantadora y especial sala viguesa, estableciendo un vínculo irrompible con este espacio. Años después, regresaba a casa a presentar su último trabajo, titulado “Gallo Negro” (Flor y Nata, 24), en el que el vigués, por primera vez, se atreve a experimentar con sonidos relacionados con la cultura latinoamericana, como la cumbia o la ranchera. Para ello, se acompañó de una banda en formación trío, formado por Guitarra (casi siempre española), percusión y trompeta.
El concierto fue un viaje por el nuevo disco, la historia de un hechizo que pasa por todas sus fases, regalándonos incluso poemas recitados que no aparecen en la versión digital del disco, pero sí en su edición en vinilo. Arropado por un público lleno de amigos, familiares, antiguos compañeros de clase y fans del artista, la noche se tornó especial para todo aquel que estuvo allí, disfrutando de canciones que suenan maravillosamente bien y que se vieron amplificadas por la magia del local. Muchas fueron las ocasiones en las que el público se arrancó a cantar, en un concierto en el que se vio a la banda especialmente cómoda y disfrutando del momento, dejando que la gente fuese protagonista en los estribillos de canciones como “Sonata para divorciados” o “Mira cómo baila”. También se acordó de anteriores trabajos, recuperando canciones como “Estamos vivos” o la coreada “Bombas nucleares”, canción que supuso el punto de partida de este proyecto, allá por el 2014 y que le llevó por gran parte de los festivales de España.
Una pequeña parada anticipaba los bises, en la que invitó al cantante argentino, afincado en Vigo desde hace más de quince años, Frans Banfield, para interpretar a dúo la canción que da título al disco, creando una sinergia muy especial entre ambos artistas y, demostrando que tienen una capacidad de improvisación sublime. Con el vigués claramente emocionado, el concierto terminó con “Mi Revolución”, otra de las canciones destacadas del álbum, en el que el público también fue protagonista. Una canción que acabó con una pequeña improvisación en la que sonaron pequeños fragmentos de muchos de los éxitos de la historia de nuestra música popular, desde Imagine Dragons, hasta Carolina Durante. Una noche mágica a la altura de la historia del hechizo del gallo negro que demuestra que el vigués está en su mejor momento y que este disco merece mucho recorrido.
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