Veinte años a muerte
ConciertosVhäldemar

Veinte años a muerte

8 / 10
Unai Endemaño — 02-05-2022
Fecha — 29 abril, 2022
Sala — BEC, Bilbao
Fotografía — Unai Endemaño

Veinte años de carrera no se celebran todos los días, y poder hacerlo en un escenario como el BEC de Barakaldo, es algo que está al alcance de muy pocos. Vhäldemar llevan bastantes años siendo una de las bandas de Heavy Metal clásico más grandes del país y sin duda, la más importante de Euskadi. Una formación que tras superar muchos bailes de miembros en sus anteriores encarnaciones, ha conseguido una alineación estelar con la que aspirar a lo más alto del estilo que practican.

La de Barakaldo sería la primera actuación dentro de la sala Luxua del BEC, una de las muchas alternativas con las que cuenta este formidable espacio. Un recinto el escogido, que daba un plus de majestuosidad a la celebración de los Vhäldemar y acabaría haciendo que la grabación de DVD que se pretendía, luciera como se merece. Sin duda resultó un reconocimiento justo, para una de las bandas más internacionales que nunca hayan salido de Barakaldo.

Para calentar la velada frente a las casi mil personas congregadas, se subieron sobre las tablas los legendarios Leize. Una de las formaciones más veteranas del panorama metálico euskaldun, que tan solo necesitarían unos pocos minutos, para meterse al público en el bolsillo. Sabedores del poco tiempo con el que jugaban, sacarían todo su arsenal de himnos a relucir y demostrarían enseguida lo sobrados de tablas que van. Excelente y breve aperitivo para la gran fiesta que estaba por llegar.

Después de la intro de rigor, los jinetes de Barakaldo salieron al galope sobre “Black Beast”.  Un primer impacto que sería recibido por la audiencia de manera absolutamente entusiasta. Enseguida quedaría claro que aquello no iba a ser una actuación más de Vhäldemar. Sería sin duda, la versión aumentada del espectáculo que les hemos podido disfrutar en decenas de ocasiones. “Death To The Wizard” y “1366” seguirían haciéndonos apretar los dientes dejando paso a la primera colaboración estelar de una noche histórica. El virtuoso Dann Hoyos paseando sus famosos rastas y su impresionante destreza, a lo largo de “Fear”. Momento increíble al que le seguirían dos misiles como “Straight To Hell” y “Metalizer”.

“Howling At The Moon” sería el siguiente corte escogido, contando con el cantante original que grabó la pista del disco, Ruben de After Lapse y la descacharrante intro de “Bastards” con las habituales dedicatorias que acostumbra a adjudicar el inimitable Cribas. Un corte en el que las mil gargantas se hicieron una, y la comunión entre público y banda tornaría absoluta.

Toda la banda sonando impecable, dejando espacio para que su cantante interactuase con la audiencia, hasta el punto de darse un paseo por el recinto entero. Esa es la clase de familiaridad con la que juegan Vhaldemar y la que sus seguidores tanto admiran de ellos. Entre medias, risas, abrazos y hasta una cámara que lanzaron desde el escenario y que más tarde nos enteraríamos que no funcionaba.

Volviendo a tirar de colaboradores, Roma tomaría el protagonismo para marcarse un “I Made My Own Hell” de órdago. Los agudos que fue capaz de marcarse el cantante de Evil Seeds, dejarían con la boca abierta hasta al mismísimo Cribas, para dejarle acto seguido tiempo para presentar con su característico gracejo, a los componentes del conjunto.

Un par de cortes más tan solo, y llegaría el momento de que la banda marchase tras las banderas que presidían el escenario, para acto seguido, dejar que Pedro J. Monge, realizase su clásico duelo de solos con el maestro de las teclas, Jonkol. Enlazarían el ejercicio de virtuosismo, con otro par de clásicos absolutos. De esta manera “Metal Of The World” y “Dusty Road” presagiarían un final que cada vez estaba más cerca.

Tiempo habría aun para unas pocas sorpresas más, como la aparición del ultimo colaborador de la noche. “Breaking All The Rules” de esta manera contaría tras los parches, con el concurso del habilidoso Cobelo, uno de los bateras más reputados de la zona, que mantendría la intensidad del asunto en lo más alto y serviría de preámbulo para la traca final.

Pedro Monge acariciando su acústica en medio de un escenario vacío, poco antes de concluir con semejante descarga metálica, Una descarga que sería rematada con “Energy” y con todos los colaboradores anteriormente mencionados, sobre unas tablas que se tornarían fiesta absoluta. Una fiesta grabada para un futuro DVD y que resultaría tan divertida como histórica.

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