Lo reconozco, menuda sorpresa la forma en la que se encuentran Uzzhuaïa. Si con “Destino perdición” el grupo valenciano elevaba ostensiblemente su propio listón, ahora ha llegado el momento de subrayar su valía mediante el directo, que es donde las bandas cavan su tumba o suben un escalón más hacia la gloria. Uzzhuaïa, por méritos propios y tras muchos conciertos, están en un gran momento. Una puesta en escena despampanante, una imagen cuidada y unas formas adquiridas de los clásicos del rock’n’roll. Con Pau como gran comunicador y frontman que capta toda la atención, Alex e Israel como guitarristas distintos pero complementarios, un batería que empuja como un tren de mercancías y un bajista, Varone, al que incluso Nikki Sixx daría la enhorabuena, el grupo consigue excelentes resultados cuando se enfrenta a canciones de la pegada de “Baja California”, con ese riff tan apegado a sus venerados The Cult. Se atrevieron también con un medley sin vocalista de Black Sabbath, Mötley Crüe y Backyard Babies. El final con Pau en la barra de Bikini cantando “Nuestra revolución” catapultó a Uzzhuaïa aún más arriba, dejando claro que los valencianos tienen madera de triunfadores.
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