En los tiempos musicales que corren estamos tan acostumbrados a que los grupos se limiten a reproducir con la mayor fidelidad posible las canciones de sus discos que, cuando llega una banda que le pega una patada en los morros al sonido de sus grabaciones para llevarnos a otros terrenos mucho más crudos y desatados, nos llevamos una sorpresa mayúscula.
Unknown Mortal Orchestra llegaban a Barcelona con la etiqueta de hacer pop psicodélico algo raruno y con ese hit estratosférico llamado “So Good At Being In Trouble” bajo el brazo, tarjetas de presentación más que suficientes para levantar cierta expectación y lograr una buena entrada en la sala pequeña del Apolo. Sin embargo, las etiquetas y las expectativas de algo delicado e intenso saltaron por los aires a la primera de cambio. Fue acometer Ruban Nielson los primeros acordes de “From The Sun”, que en disco tiene un cariz suave y acústico, para darnos cuenta de lo que se nos venía encima. Un trío tan abrasivo y crudo e intenso que iba a dejar patente su proximidad a maestros de la psicodelia como Syd Barret en la faceta más pop y Jimi Hendrix en los punteos más rockeros. De hecho, hacía tiempo que no presenciaba un solo de batería al más puro estilo Mitch Mitchell como el que nos regaló el batería Riley Geare a la tercera de cambio. Una vacilona “Thought Ballune” de su primer disco, empalmada sin tiempo para el descanso con “How Can You Luv Me”, la más funky del lote que, a pesar de ser maltratada por la desafinada entonación del cantante y lo acelerado de su tempo, resultó francamente brillante.
De esa guisa alcanzaron uno de los puntos culminantes de su actuación de la mano de un “Monki” que, mientras en disco suena doliente y narcotizada, en directo demostró las cualidades de este trío para dejarnos sin aliento, creando una bola de sonido tan rotundo como inapelable. Y así, tras ocho temas seguidos sin lugar para el descanso, llegó el momento de parar, presentar a sus compañeros y lanzarse a la interpretación de la esperada “So Good At Being In Trouble”, que, pese a tomar un cariz más lo-fi en directo, fue la que más proxima estuvo de su versión en disco.
En los bises y ya con el público rendido, salió Ruban Nielson solo con su acústica para demostrarnos en “Swim And Sleep (Like A Shark)” su técnica de escuela clásica a la seis cuerdas. Aunque el gran momento de la noche llegó de la mano de una “Funny Friends” que elevó de forma infinitesimal su machacona y envolvente melodía. Tanto que lograron grabarla a fuego en nuestro inconsciente y se sorprendiera uno a sí mismo silbándola en el metro de forma obsesiva, con la sensación de haber escuchado algo tan friki y único que lo hace inimitable.
Sorprendente crónica ya que el concierto del pasado Primavera Sound fue un auténtico BODRIO.
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