Una gran noche, la vivida en El Café Théâtre El Tintero con un Corcobado, cercano y mucho más risueño (dentro de la seriedad que lo caracteriza) que otras veces, en total sintonía con Susana Cáncer al teclado y Nacho Laguna a la guitarra, cruzándose miradas y sonrisas en un concierto íntimo, que dejó satisfechos a los privilegiados que se acercaron a sentir como la música tiene alma, sentimiento y algo más. Javier Corcobado demostró su faceta de cantante, de poeta, de “crooner” del mundo amargo, del dolor de la vida, cantándole al amor, al desamor, a la amistad y a la “¡muerte, muerte, muerte, muerte…!” con su voz rasgada, poderosa, en una velada semiacústica, donde a veces sentado en un taburete, otras de pie, frente al micro, nunca con guitarra, fueron sonando temas de su extensa carrera, “Nieve roja”, “Enfermo de ti”, junto con alguna versión como la de “Amigo” de Roberto Carlos.
Una decoración de Manuel Gamonal, con unas telas de gasa o tul por el techo del Tintero y tras los tres músicos, junto a una luz tenue, le daban un toque perfecto al local haciendo de la velada una noche mágica. El respeto del público, en silencio durante las canciones era muy de agradecer. Tras haber anunciado previamente una próxima parada para que los fumadores saciaran sus ansias, cantó “La Libertad”. Después de una pausa de 10 minutos de humo en la calle y en los camerinos, al regresar sonaron los acordes y los coros de los asistentes de “Caballitos de anís”, que mucho antes de cantarla ya había hecho una gracia con ella, al pedir un chupito de anís para él, un caballito de anís dijo y unos vinos blancos para sus músicos acompañantes.
Para finalizar la noche escogió la canción “Chatarra de sangre y cielo”, dejando un muy buen sabor de boca a los bohemios, vividores, almas de la noche, alguna guitarrista punk y a un servidor allí congregados. Y tras varios minutos de aplausos, vítores y peticiones a gritos de varias de sus canciones como “El Afilador” o “Sangre de Perro”, dio por zanjado su set de casi dos horas sin volver a salir. Un placer para los oídos.
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