La noche del pasado viernes la Sala Wolf acogía el primer concierto de Ultraligera en Barcelona. El grupo de pop-rock madrileño aceptó el reto de salir de su zona de confort y hacer vibrar a los vecinos de la capital catalana, con una impresionante carta de presentación que demuestra por qué son uno de los nombres más prometedores del género a nivel nacional. Ultraligera desplegó un repertorio de registros que certifican su evolución y veteranía sobre el escenario pese a la juventud de los integrantes.
Alrededor de las nueve de la noche, con la sala llena y el público expectante, Ultraligera tomó el escenario con una naturalidad pasmosa. La sintonía entre sus miembros es una de sus principales bazas, encabezados por el vocalista Javier Gismero con el respaldo de su inseparable Coque, que nos transporta a otra época con sus esporádicos solos de guitarra. Desde el primer acorde, el magnetismo de Gisme y compañía hizo disfrutar al público de una muy sólida y versátil propuesta de rock alternativo.
En una época donde los conciertos de grupos noveles suelen durar como mucho una hora, el show de Ultraligera se alargó hasta la hora y media, pero la impresión fue que hubiesen tocado toda la noche si se lo hubieran permitido. Gismero acabó sin camiseta, trepando por donde podía y mezclándose con la primera fila para cantar desde ahí. A nadie se le hizo largo sino todo lo contrario, la banda estaba cada vez más suelta y el público, hipnotizado por su despliegue y repertorio.
Ultraligera transitó todos los registros del género: desde baladas suaves como “Europa” incluida en su último EP del 2023, con el mismo nombre; a canciones más poperas con un toque irónico como “Recuerdos del baile”, que exploran las inseguridades y vulnerabilidades del hombre blanco heterosexual en el entorno social del siglo XXI; y otras muy rockeras, cargadas de energía, instrumentos y emoción.
La cercanía de Ultraligera fue otro de los aciertos de la noche. Gismero tomó la palabra entre canciones, demostrando que hablar se le da tan bien como cantar. Haciendo alarde de su vampiresca belleza (el grupo en ocasiones tontea con registros oscuros dentro del rock) transmitió su inmensa emoción por estar alojado en un buen hotel, tocando en una sala llena de una ciudad a la que anteriomente había visitado en otro contexto: quedándose a dormir en el sofá de algún colega, con cuatro duros y soñando con noches como esta.
El espectáculo fue in crescendo y los madrileños incluso se permitieron el lujo de dejar para el final dos de sus temas más conocidos, “La Basura” (el single que mejor ha funcionado de los que han sacado en 2024) y “Mierda de Fiesta”, un título que en absoluto describe la noche que vivimos en la Sala Wolf, sino viene a reflejar ese punto de ironía presente en toda su obra.
En definitiva, Ultraligera demostraron en su primera excursión a Catalunya que son una banda que se come el escenario. Su habilidad para combinar registros los posiciona como un referente emergente del rock patrio, con una personalidad muy distinguida gracias al carisma y a la buena sintonía de sus miembros. Tienen desparpajo, un directo muy potente y conectan con el público de inmediato.
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