Entrar a La [2] de Apolo fue cómo cuando quedas con tus amigos, sabes que, dure lo que dure, lo vas a disfrutar. Y, en todos los grupos de amigos, siempre hay alguno que llega tarde, en este caso fueron los seis integrantes de Tu Otra Bonita, pero a nadie pareció importarle, todo lo contrario, eran los protagonistas de la noche.
Empezaron creando una atmósfera sonora que nos invitaba a adentrarnos en su universo musical, un pequeño bocado de todo lo que estaba por llegar. Porque una vez que nos instalaron en su imaginario, arrancaron con fuerza, incendiando sus guitarras con “El camello del barrio”. Ahí ya el público se encendió y se mantuvo así durante las dos siguientes canciones, los madrileños consiguieron aguantar ese frenético inicio sumando “Vamos” y “Guapa” a la lista. Y, cuando todo parecía que iba a ralentizarse un poco con “Sola”, empezaron a moverse dentro de esa textura pausada del tema convirtiéndola poco a poco en algo mucho más animado y parecido al flamenco, haciendo que el público volviese de nuevo a saltar.
Tras ese inicio tan arrollador, pararon para coger aire mientras agradecían a todo el público su asistencia. Con esa cercanía que les caracteriza decidieron explicar los motivos que los llevaron a crear la siguiente pista, “Algo que ya”. Quizás fue esa cercanía, o la selección de las siguientes pistas, pero lograron crear una comunión total entre los asistentes y la banda, haciendo que fuesen uno. Algo que se notó especialmente en la mágica “El conjuro”, en la que todos seguimos ese ritual que nos iban marcando, como si Héctor, Félix y Alberto fuesen unos chamanes que nos fuesen a arreglar todos nuestros problemas.
Acto seguido, marcharon todos del escenario excepto el vocalista, que cogió una pequeña silla y se armó su guitarra. En un tono más cercano – si es que podía serlo más – nos confesó que querían hacer algo único para estos conciertos de final de gira y que la siguiente canción no la iban a cantar nunca más en directo. Así dio paso a “Caballo blanco” donde no sabíamos si cantar o callar ante esa intimidad que había logrado crear Lacosta, pero poco a poco, y gracias a sus miradas que parecían invitarnos a hacerlo, fuimos coreando el tema hasta acompañarlo en volandas hacia su final.
Sin romper esa intimidad, apareció Valeria Castro en el escenario – la única y gran invitada de la noche – y ambos interpretaron “A poco”, acompañados también del piano. Sin duda, fue uno de los momentos más acogedores de la sesión. Mientras Castro se marchaba, aparecieron los otros dos integrantes principales de la banda, todos ellos con bebidas en sus manos y decidieron proponer un brindis por todos los que nos encontrábamos en la sala, provocando todavía más cercanía entre los allí presentes.
Seguía siendo un momento más íntimo, pero en esta ocasión ya estaban los tres a los mandos para entonar “La verdad”, donde el público hizo completamente suyo el estribillo. En un momento donde las pulsaciones son más bajas de lo normal, la gente aprovechó para ir al baño ya que, quizás sus favoritas al ser más animadas sucederían más tarde, y pude comprobar como muchos de ellos regresaron corriendo a medio vestir para poder cantar “Tengo ganas” junto a todos los demás, uno de los hits de la banda.
Tras ella, regresaron los otros tres integrantes de la banda al escenario para, ahora sí, dar el arreón final. Aprovecharon para comentar con total sinceridad que era la vez que reunían más personas en Barcelona, una plaza que siempre les había costado, y querían volver a brindar con nosotros por conseguir ese merecido sold out. Y, si empezaron fuerte, acabaron todavía más, con un súmmum que fueron construyendo con “Alitas de mar”, “Alegría de Vivir” y que terminó de explotar con “Qué más da”, “Alfombra roja” y “Locos de Amor”, en la que Héctor terminó a hombros de un fan que le recorrió toda la sala.
Ese fue el final de fiesta, donde lograron quemar Barcelona, haciendo que todo el mundo saltara y bailara y, sobre todo, que disfrutara. Y así nos dejaron, con ganas de una última ronda, pero también con la sensación de que se dejaron todo en el escenario.
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