Triángulo de Amor Bizarro celebró el segundo acto gallego de su XX aniversario. Era una de las tres paradas especiales que el grupo había programado en Galicia, en las que prometen tocar la totalidad de sus seis discos. En Vigo ya sonaron “Victoria Mística” (Mushroom Pillow, 13) y “Salve Discordia” (Mushroom Pillow, 15), quedando así para Compostela otros cuatro álbumes de entre su discografía y como opciones. La noche comenzó con una introducción artística a cargo de Wenceslao Lamas, el creador del tarot inspirado en la propia historia de Triángulo de Amor Bizarro. Las cartas, que hacen referencia a canciones y momentos específicos de la banda, establecieron un juego de expectativas y misterios para los presentes.
Entre las luces tenues y una atmósfera cargada de anticipación, apareció en escena un hombre ataviado con máscara negra y puntiaguda, evocando a los médicos de la peste bubónica, quien arrojó el mazo de cartas al público para elegir el primer disco de la noche. La fortuna quiso que fuera el debut homónimo de 2007, el disco que definió la identidad del grupo y cuyo arranque brutal con “El Himno de la Bala” fue el disparo de salida para una velada épica. Con los primeros acordes, el bajo de Isa Cea reventaba la sala, imponiéndose como una apisonadora que despejaba el camino hacia un recorrido por la crudeza y la frescura de sus comienzos.
Ese primer disco, tocado íntegramente y en orden, fue el cimiento sobre el cual la banda construyó toda su historia. Verlos interpretar estos temas hoy, desde la distancia y la experiencia de los años, era como contemplar una casa en su estado más básico: paredes sin pintar, el colchón sobre el suelo, las mesas hechas de palés apilados. No había ornamentos, solo el esqueleto de un sonido que en 2007 no buscaba complacer, sino explotar en tus oídos. Ese Triángulo de Amor Bizarro aún estaba en construcción, como una casa en la que aún no sabes bien si quedarte o huir, pero que ya tenía un magnetismo innegable.
Nuevamente, el misterioso personaje arrojó las cartas, y el destino marcó “SED” (Mushroom Pillow, 23), su más reciente y, tal vez, complejo trabajo. Si el primer disco era la estructura base, “SED” es una casa completa, robusta y llena de detalles. Aunque las paredes y los pilares son los mismos, cada estancia ahora luce llena de matices: un disco que supuso un reto técnico y emocional en la sala, pero que la banda supo defender con solvencia. Con una mayor producción y experimentación, este último álbum es la casa en la que la banda finalmente vive a gusto. Un hogar a su medida, en donde se han permitido integrar la crudeza de su origen con la solidez y el refinamiento que han ganado con los años.
Al cerrar la velada, y como si no quisieran dejarnos partir sin llevarnos un recuerdo de cada etapa de su carrera, volvieron para un bis de seis canciones. Isa y Rodrigo se alternaban en la voz, escogiendo algunas de sus piezas más emblemáticas. Un broche para una noche que resumió no solo los veinte años de la banda, sino también la esencia de su evolución. La historia de Triángulo de Amor Bizarro es, sin duda, la de una casa levantada con los propios ladrillos de sus canciones, y la Sala Capitol fue, por una noche, ese lugar en donde todos pudimos habitarla.
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