Para celebrar su gira “XX20 AÑOS DEL TRIÁNGULO”, el conjunto trae una propuesta muy innovadora: un personaje ataviado de negro, “A Moura, Ente del vacío”, sale del escenario al inicio y a mitad del espectáculo para lanzar al público una baraja de cartas (diseñadas por el artista y tarotista gallego “Wences Lamas”) que representan los 6 álbumes de Triángulo de Amor Bizarro. El azar y los fans son los que intervienen para decidir qué dos discos serán tocados en su totalidad.
Partiendo de esta premisa, el trío compuesto por Isa al bajo, Rodrigo a las teclas+guitarra y Rafa a la batería, dieron un directo magistral en el que demostraron ser una de las propuestas más creativas e interesantes del indie español. Nacidos en los 2000 en el momento en que se produjo el exitoso cambio estratégico al castellano de la segunda generación de indie (Love of Lesbian, Sidonie, Deluxe y Second, entre otros), los gallegos Triángulo de Amor Bizarro han sabido como nadie aprovechar la conexión con el público que otorga cantar en la lengua de Cervantes sin caer en la autocomplacencia, ni en la autoparodia, ni en alimentar una escena un poco estancada donde predominan los directos llenos de proyecciones impactantes y karaokes colectivos de melodías pop que a veces rozan las canciones de parroquia.
Dicho esto, la primera carta de tarot fue “Año Santo” (2010) y tras anunciar “esto es un disco tranquilo, como la gente de aquí, brava”, en cinco segundos estábamos bailando en primera fila al ritmo de “De la monarquía a la criptocracia” cantada por Isa con su dulce voz para seguir con la también cañera “Amigos del género humano”, ésta con la voz más punk de Rodrigo. Uno a uno fueron desgranando sin dejar tregua los abrasivos temas del álbum, bajando el ritmo con “Super Castlevania IV” para volver a la tralla con la postpunk “Muchos blancos en todos los mapas”, en el que Rodrigo soltó la guitarra y estuvo moviéndose por el escenario para recuperarla al final del tema y marcarse un punteo noise. Tocaron todos los temas hasta terminar con “Año santo”, con largos desarrollos de sonidos kraut, hipnóticos, psicodélicos por momentos, sin dar lugar al aburrimiento en ningún momento, con unas letras herederas de “Surfin´Bichos”, mientras que en lo musical podrían escribir un doctorado sobre el tratamiento del ruido, desde “Velvet Underground”, hasta “Spacemen 3”, pasando por “The Jesus and Mary Chain” y por “Neu!”, sin entrar tanto en el shoegaze/dreampop de la escuela de “Slowdive”/ ”Mojave3”como sí hacían hace 20 años los también gallegos injustamente infravalorados “Nadadora”, compañeros de generación de T.A.B.
Con la segunda carta, empezaron el álbum "oɹɹɐzıqɹoɯɐǝpolnƃuɐıɹʇ" (2020) con “Ruptura”, pura agresión sonora y bajaron revoluciones con la batería en ritmo reggae de “No eres tú”. Diez años entre un disco y otro, donde se ve que la experiencia es un grado, el último ampliando la paleta de colores.Quizá el blanco inmaculado de la sala no animó a que hubiera moshpit, pogos, ni crowdsurfing pero bailes no faltaron, sobretodo con el hitazo “Vigilantes del espejo”. Después de la punk “Canción de la fama”, Isa se atrevió a bailar en la hipnótica “Fukushima”, donde habían dejado momentáneamente guitarra y bajo para luego recuperarlos y regalarnos “Asmr para ti”. De hecho, esa “Autonomous Sensorial Meridional Response” es lo que produjo la preciosa melodía shoegaze de la guitarra en nuestros cerebros. Rodrigo nos desangró con “Calígula 2025” e Isa, como si de una “Jeanette” del siglo XXI se tratara, clavó “Acosadores”, “Folía de las apariciones” y “Cura mi corazón” cerrando el disco de manera impecable.
Ahí no quedó todo, nos regalaron además como bises las joyas “Barca quemada” y “Estrella solitaria”, ésta última de su último largo “SED” (2023), tan deudora de “New Order”, cerrando así un concierto que ha sido de lo mejor del año, basado en lo más importante que a veces olvidamos; el sonido y la actuación.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.