La deriva
ConciertosTrentemøller

La deriva

7 / 10
Raúl Linares — 20-02-2017
Empresa — Producciones Animadas
Fecha — 17 febrero, 2017
Sala — Palacio Vistalegre
Fotografía — Alfredo Arias

Anders Trentemøller ha estado en el punto de mira desde que comenzó su carrera a principios del siglo XXI y pegó el pelotazo con una serie de singles como Le Champagne o Rykketid que reventaron pistas de baile y mostraron la interesante evolución de este artista, empezando con el deep-house y por el tech-house y el minimal, para después ponerse algo más serio, echar más y más horas en el estudio y virar hacia estilos como el dub y el ambient. Fue el momento en que publicó su primer y laureado LP, The Last Resort, un shock para muchos fans que vieron como su sonido cambiaba sustancialmente y que supuso un enorme éxito de crítica y de ventas y ha sido su disco más logrado hasta la fecha. Tras él vinieron tres álbumes más con algunos muy buenos temas, en los que ya su sonido comenzó a madurar e introducir elementos como el rock, que derivaron naturalmente en la formación de una banda para llevar ese sonido más accesible a audiencias más amplias.

El pasado viernes pudimos disfrutar de nuevo del show de este hombre con su banda a pleno rendimiento, presentando un Frixion que sacó a finales del año pasado y que ha tenido una tibia acogida por parte de la crítica; en él profundiza en su búsqueda de un sonido propio, que le lleva a veces por territorios cercanos a New Order y Depeche Mode y otras por terrenos próximos a The Cure y Cocteau Twins. El cambio previo de sala que llevó el concierto del céntrico Teatro Barceló a una sala del Palacio del Vistalegre, lo acabamos agradeciendo al final por la mejoría de sonido, pese a los momentos de apelotonamiento en unas barras que no daba abasto para tanto personal.

Lo que la gente quizás no agradeció tanto fue la deriva de alguno de los temas de su último disco, ya que cada vez que sonaba alguno de sus temas más antiguos la sala subía un par de grados su temperatura. Se notó sobre todo al principio, comenzó con tres de los temas más ambientales y tranquilos (NovemberOne Eye Open y Never Fade). Algo que cambió cuando sonó ese gran Shades of Marble de su segundo disco, Into The Great Yonder, con esa guitarra robando protagonismo y una banda que se nota engrasada y cohesionada, con un Trentemøller en primera línea con su colección de sintes y teclados, más comunicativo que nunca, arengando al público a darlo todo y dirigiendo la banda como un director de orquesta. En ese momento todo comenzó a repuntar, con una serie de temas que engancharon más a todo el mundo y lograron elevar la calidad del concierto -My Conviction y Redefine,  de su último disco, sonaron a gloria-. A partir de ahí otra batería de buenos tracks, como Trails - una de las pocas canciones que tocó de su anterior disco, Lost- o Complicated, esta última de nuevo con ese bajo tan Peter Hook que le queda como un guante.

Los últimos temas del concierto fueron los que a la postre acabaron por redondear la noche, unos increíbles Vamp y Moan que encendieron al público; sobre todo este último, del que tocaron la versión más electro-house e intensa que dejó el nivel muy alto. También cayó hacia el final ese gran remix de What Else Is There? de Röyksopp, que trasladaron al directo con más pegada. Tras la breve pausa de rigor, un par de temas de regalo: Where The Shadows Fall de su último disco y Take Me Into Your Skin de su primer LP, que mostraron de nuevo la diferencia de calidad entre un lanzamiento y otro, y sirvieron de cierre perfecto para un concierto en el que Trentemøller demostró que su banda es una maquinaria de precisión, preparada para arrasar en cualquier sala o festival que se le invite, y a la que sólo se le puede poner un único pero (ajeno a la calidad de sus miembros y del show): que su repertorio actual no esté tan bien elegido como en otras ocasiones y que su último disco no tenga tantos hits como para mantener la atención del respetable durante todo el concierto.

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