Una atmósfera magnética

Pocos son los artistas que consiguen llevarte a su pequeño universo desde la primera canción, pero Tom Odell demostró ser uno de ellos en su concierto en la ciudad condal. Sin nada más que su voz, que se quebraba por todo el sentimiento que desprendía en cada verso, y su habilidad de aporrear las teclas de su piano y que suene bien, hipnotizó a todo el público de la Razzmatazz desde su “Somebody Else”, sin banda y de forma intimista, hasta su conocido “Another Love”.

Con el setlist de su “The Black Friday Tour” consiguió que la noche de un martes cualquiera se convirtiera en uno de los mejores recuerdos para todos los que presenciamos como Tom Odell se abría en canal con cada canción y lo daba todo. El cantante británico sintió la complicidad de sus fans, que le vitoreaban entre temas agradecidos de estar viviendo aquello, y respondió a esa energía caminando sobre una tarima junto al público, para sentir de lleno esa calurosa admiración, y subiéndose a su piano para contemplar un sold out mágico.

Canciones como “Magnetised”, “Can’t Pretend” o “Hold Me” dieron tregua a la tristeza que suelen caracterizar los temas de Odell para levantar los ánimos con canciones que sí o sí se deben gritar a pleno pulmón, ya que para eso han sido creadas. Eso sí, el punto álgido del show se dio gracias a la canción “Parties”, con la que el artista se paseó por la tarima, convirtiendo los metros en milímetros de distancia, dedicandoles el puente que dice varias veces “You’re the only reason” y devolviendo así ese amor que Barcelona le brindó al cantante.

Sin duda la propuesta que Tom Odell trae con su gira es uno de esos eventos que uno debe presenciar, al menos una vez en su vida. La atmósfera nostálgica y el cariño embutidos en aquella sala se proyectaba en cómo el público gritaba al son de Tom Odell cada estribillo, sobre todo el de “Black Friday”, con el que fue imposible contener las lágrimas. Y es que sensibilidad y pasión son las dos palabras que mejor definen al artista y a su forma de expresarse; y que son sin duda las protagonistas de este tour.

Después de un viaje catártico, Tom Odell abandonó su piano para ponerse a la guitarra y regalarnos una versión acústica y sincera de “End of the Summer” y “Answer Phone”. Cabe destacar que después de hora y media viendo como Tom Odell hacía historia, le puso fin a ese concierto de la mejor forma posible: tocando “Another Love”, uno de sus más icónicos himnos, que sin duda consiguió cerrar la noche con mil personas dejándose la voz y desahogándose en esa especie de terapia colectiva.