Tras abrir para The XX en su gira americana, John Talabot prorrogaba en Madrid este doble cartel que certifica la notable repercusión de “fIN”, un álbum llamado a estar bien arriba a la hora de hacer recuento de lo mejor de la temporada. Acompañado por Pional, juntos protagonizaron un directo que durante muchos minutos estuvo a gran altura, mostrándose tremendamente vivo en temas como “Oro y sangre”, “Depak Ine” o la postrera -y muy bailada- “Destiny”. Deep house y pop que sobre el escenario estuvo más cerca de Delorean que de Four Tet, explotando su vertiente más hedonista para dejar claro que todos los parabienes que ha recibido su debut en largo están más que justificados.
La media hora que medió entre el ‘live’ de Talabot y el inicio de la actuación de The XX sirvió para comprobar el llenazo absoluto en la primera de las dos noches consecutivas del trío británico en Madrid, donde se iniciaba su gira europea. Flashes a destajo, móviles grabando para no ver nunca más los vídeos, pitillos desafiando la ley antitabaco, conversaciones en tono creciente y hasta un cierto punto de histerismo que nada tiene que ver con la imagen fría, casi de premeditado aislamiento, que transmiten Romy Croft, Oliver Sim y Jamie Smith. Nada nuevo, así que pasemos a lo estrictamente musical: es decir, al rock electrónico en ‘slow motion’ que facturan estos veinteañeros, comenzando con “Angels”, más contundente que limpia, con los graves descontrolados (incluso más de lo habitual en La Riviera).
Así las cosas, lo mejor del concierto estuvo en “Night time”, “Swept away” y “Shelter”: un cuarto de hora de verdadera intensidad, sacando partido a su evidente potencial de club y marcando quizá el camino a seguir una vez que la batalla de la intimidad estaba perdida de antemano. Porque si se trataba de reproducir la magnética delicadeza de sus trabajos, el resultado no fue tan brillante. Sí en “Crystallised”, “Islands” o “Sunset”, ejecutadas con la contención esperada. También a última hora en “Tides”, el momento más valioso de un bis extraño. No en cambio en “Fiction”, con una tibieza impropia de uno de los grupos que mejor ha sabido explotar el componente emocional de su música en los últimos años, “Fantasy” -con el problema añadido de los graves, otra vez- o “Basic space”, demasiado rutinaria dentro de un conjunto en el que “Coexist” (salvo en momentos puntuales, como el diálogo de “VCR” o el subidón final de “Infinity”) se impuso a “XX” , lo que, a pesar de los pesares, no deja de ser una buena noticia a la hora de pensar en el futuro de la banda londinense.
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