The Twilight Singers, grandes sensaciones
ConciertosThe Twilight Singers

The Twilight Singers, grandes sensaciones

8 / 10
Enrique Peñas — 05-07-2011
Empresa — Last Tour
Sala — Villanos, Madrid
Fotografía — Alfredo Arias

No hay mucha gente de la que se pueda pensar que es un cabronazo para a renglón seguido cambiar de idea y ver al susodicho como el tío con más clase del mundo. Greg Dulli pertenece a ese género, lo mismo hace dos décadas con The Afghan Whigs que más tarde en sus distintos proyectos, entre los que The Twilight Singers ocupa un lugar preeminente, a pesar de haber estado seis años en silencio hasta la publicación de “Dynamite steps”. Dejando los coqueteos electrónicos en mera anécdota, la puesta en escena de Dulli y compañía apabulla por una sobriedad malencarada y elegante a un tiempo, con “Last night in town” como primera plegaria en la ceremonia del rock. Unos días antes de su presencia en el BBK, y recién iniciada su gira europea, su voz de lija se muestra suelta y poderosa, acomodándose sobre una base de violines (primero con “Forty dollars”, del enorme “Powder burns”, luego con “Bonnie Brae”, aun más doliente).

La presencia del cantante de Ohio resulta imponente desde el primer minuto, recuperando la pegada sucia de los ‘liberales afganos’ y buscando la complicidad entre sus propias canciones y unos cuantos clásicos ajenos, disfrutando del juego y haciendo disfrutar a una audiencia entregada: “Fever”, “All you need is love” o el “Everlasting love” de Robert Knight que dejó para el final, aunque el mejor momento en este capítulo fue para “Another brick in the wall” (Pink Floyd) dando paso a la furiosa “Never seen no devil”.
No hubo minutos de relleno, aunque sí algunos de calma chicha, con Dulli cambiando la guitarra por el piano y siempre mandando con esa voz negra camino del desgarro (“Love”), secundado por una banda rocosa y avanzando hacia un final pletórico con ese pepinazo que es “On the corner”, situado en un lugar de privilegio dentro un concierto sin fisuras en el que el autor de discos punteros de los 90 como “Gentlemen” o “1965” demostró que su presente conserva razones de sobra para mantener la fe en un rock ‘noir’ del que es maestro indiscutible. Y aún quedaba el epílogo, alternando el recuerdo de “Blackberry belle” (“The killer”, “Esta noche”) con su trabajo más reciente (“Gunshots”), para poner la guinda a una hora y media de grandes sensaciones.
Antes, Buena Esperanza, formalizado su formato a tres, cumplió con nota en poco más de veinte minutos, demostrando que su emocore de la vieja escuela ya está preparado para empresas mayores.

Un comentario
  1. Uno de los nombres más respetables, auténticos y de más talento del panorama musical de los últimos 20 años. Cada concierto es un recital de pasión por el arte y el rock. Larga vida a Greg Dulli!

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