En ocasiones la música no precisa de grandes arreglos, de efectos artificiosos y bellas armonías vocales. En realidad la música consiste básicamente en ofrecer tonadas cautivadoras, que te lleguen al corazón por la vía directa de las emociones. Mucho de eso sabe el sueco Kristian Matsson. Sabe tanto que se basta él solito para encandilarnos con el dulce magnetismo de sus canciones. Y no todo consiste en una cuestión de carisma, que lo tiene. También importa su exquisita técnica con las seis cuerdas, y una voz “dylanesca” que ofrece un gran número de matices en la interpretación de los temas.
Con esas pocas armas y un puñado de canciones sencillas, pero bien tramadas The Tallest Man On Earth se lanza al vacío de enfrentarse a un teatro lleno y expectante, deseoso de escuchar la interpretación desnuda de sus temas, ya sea con la acústica, la eléctrica o incluso el piano. Instrumento con el que borda la interpretación en un tema tan delicado como “There’s No Leaving Now” dejándonos con el culo pegado al asiento. Y eso que se le nota cierto cansancio y posiblemente no haya sido una de sus mejores noches. Pero incluso así la gente le jalea cuando le toca el turno a ese pequeño clásico que es “King Of Spain” y también en una “Leading Me Now” que generaría la envidia de Ryan Adams.
En definitiva una noche que sin legar a ser memorable, nos deja un regusto de satisfacción ante el placer de las pequeñas cosas. Esas que se hacen desde el corazón para estremecerte sin demasiados aspavientos. ¿Para qué?.
Comparto parte de la crítica, aunque matizo que "ha sido una noche perfecta". Magistral músico, a la altura de muy pocos. Sin duda, el mejor concierto que he asistido en mi vida.
To think, I was coenusfd a minute ago.